III

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Partieron del hogar del otro habiendo pasado el mediodía, por lo que la nieve que había quedado acumulada de la noche anterior comenzaba a descongelar, de aquella manera tan peculiar el pequeño había llegado inesperadamente a la vida del albino mayor, entre destellos de luz reflejados una de sus mayores preocupaciones se había hecho realidad.

No se consideraba una figura ejemplar y el tener que criar a un niño parecía una misión imposible, sus actos benevolentes ahora le parecían cuestionables, pero al ver aquella mirada del color del cielo carente de cualquier emoción mirarle fijamente en espera de una indicación tuvo que morderse la lengua y aceptar el futuro que había forjado.

El más joven notó que la vivienda estaba bastante alejada del resto de hogares en aquella misma zona, habían caminado bastante desde la última morada hasta llegar a la que era pertenencia del albino mayor.

Los colores de la morada eran en su mayoría sobrios, no destacaba demasiado, comenzaron por el pequeño sendero que los llevaba hacia la entrada, subieron las cortas escaleras que los dejaban en el espacio junto al barandal.

Con meticulosos movimientos el más alto deslizó las puertas correderas dejando ver una pequeña zona donde se encontraba el Kutsunugi-Ishi, descalzaron antes de ingresar en la vivienda.

Curioso por todo lo que tenía alrededor, el más joven miraba en todas direcciones, caminaba descalzo sintiendo la textura del suelo de tatami bajo sus pies, era una textura que pocas veces había experimentado por lo que parecía revitalizado.

—Recuérdame añadir a la lista de compras algunas surippa— Había mencionado Killer mientras se calzaba las suyas propias—

El agarikamachi estaba dividido por varios fusuma, con cuidado el más alto deslizó una de ellas, revelando en el interior una habitación vacía.

—Esta es la habitación, ambos tendremos que dormir aquí, y en este armario están los futones— Prosiguiendo con su explicación había abierto uno de los armarios revelando los futones perfectamente doblados—

Conterstine solo podía asentir, aun procesando el hecho de que ahora tendría un techo bajo el cual dormir y una compañía de su misma especie.

Killer continuó con su rápida explicación, deslizando las puertas de un tansu, revelando el lugar donde guardaban sus ropajes, no había mucho más en la habitación.

Continuaron con su recorrido, enseñando cada recóndito lugar de la pequeña vivienda, pero lo que más emocionó al pequeño fue el final del pasillo, detrás de las celosias se revelaba el jardín, avanzaron por el engawa.

Gran parte del jardín era un estanque natural, atravesado por un pequeño puente rustico de madera, emocionado corrió mientras se asomaba sobre el barandal del puente llegando a vislumbrar que habían algunos peces que nadaban dentro del estanque, inclusive algunas flores marinas reposaban sobre la quietud del agua.

Fue entonces que el albino mayor noto la sonrisa genuina que adornaba los labios del más joven, podía entender por completo el sentimiento que seguramente estará embargando al más joven, como aquellas nimiedades le maravillaban, con una sonrisa cruzo el puente hasta llegar al final del jardín.

Un único árbol se elevaba en una esquina, debajo de si, varios cojines dispersos reposaban en la sombra que proveía aquel árbol, cuando el más joven se acerco pudo ver que los cojines estaban sobre pequeñas bases que los separaban del suelo, todo lo que restaba estaba empedrado.

Vio como el mayor se dejaba caer en uno de los cojines, de repente cohibido Conterstine no sabía muy bien que hacer, esperaba alguna especie de orden para poder siquiera mover sus pequeñas alas plegadas avergonzadas en su espalda, el mayor le dedico una mirada y al notar su repentina incomodidad decidió hablar.

Cuervo albino •EliteCraft•Where stories live. Discover now