Capítulo 7; Muñeca.

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—Creí que dijiste una vez que te encantaría ser dominado —Sasori apretó la mandíbula—. ¿No crees que Tobi tendría una oportunidad contigo también? Cuando no se comporta como idiota.

—Bueno, sí la tiene pero no creo que alguien sea mejor que Itachi, es decir —carraspeó al notar cómo sonó aquella frase—, en el ámbito de la carrera, me refiero. Aunque nunca se sabe, Obito es, en efecto, un Uchiha más con buen atractivo.

—¿De nuevo con el físico?

—Ya, es que es demasiado bipolar y no podría exactamente pensar en algo que no me haga enloquecer de él... de una mala manera —explicó, observando a Sasuke entretenido mirando uno de sus juguetes.

—Que no pienses solo en el físico —se quejó el pelirrojo.

—¿Sabes? Tú e Itachi tienen una sexualidad tan malditamente fluida que a veces me exaspera. Cariño, no solo se trata del físico, eso lo sé bien pero también importa —murmuró, no sabría explicarse—. ¿Cómo vas a hacer el amor con alguien si su cara parece yendo a la guerra? No lo sé, soy demasiado diva para eso.

—¿Por qué te molesta nuestra sexualidad?

—No me molesta, sabes que respeto más que nadie la sexualidad de las personas, es un tema sagrado, ¡hmp! Mientras se hagan valer y respetar —agregó, chasqueando la lengua. Sasori suspiró y Sasuke lo miró confundido. 

—¿Por qué estamos teniendo esta conversación de todos modos?

Sabía que incluso se estaba sosteniendo el puente de la nariz entre los dedos en el momento.

—No lo sé —se rió—, tú comenzaste a darme un sermón y yo te respondí apropiadamente. Ahora —cruzó una pierna sobre la otra y comenzó a jugar con uno de sus mechones del rostro—, ¿vendrás? ¡Di que sí!

—Está bien —suspiró, sabía por su tono de voz como estaría sentado y aquello lo hizo suspirar. Deidara estaba tan acostumbrado a que él le siguiera el juego que le aterraba el poder que podía tener en sus manos sobre él, especialmente desde que Naruto y él se reencontraron—. Iré apenas terminé todo pero debes prometer que no mencionarás al rubio.

—Vale, preparé comida para ti entonces —sonrió—. Y el único rubio seré yo, cariño.

—Muy bien, creo que me apuraré entonces —Sasori sonrió también antes de colgar la llamada para seguir trabajando, le gustaba cuando el rubio cocinaba para él. Deidara sonrió viendo como la llamada acababa y miró de reojo al Uchiha menor. 

—¿Listo?

—Sí, ya terminé —respondió—, ¿puedo ver televisión ya?

—Está bien, pero nada de muñecos diabólicos ni posesiones —le dijo, levantándose—, iré a preparar la comida así que te estaré poniendo atención desde la cocina. ¿Bien?

—Okay —Sasuke le dio la mano y ambos salieron del cuarto para ir a la primer planta. 

Deidara no paraba de pensar en lo que Sasori dijo al final. Es decir, "promete que no mencionarás al rubio" sonaba realmente comprometedor. ¿Cuál era su relación, de nuevo? Se mordió el labio. ¿Y si era la ex pareja misteriosa de Sasori? Oh, eso tendría mucho sentido. 

—Señora Kushina, creo que su hijo acaba de matarme de un infarto —Utakata dramatizó, poniendo su mano sobre su pecho—, ¡me mandó directito al cielo y estoy viendo un bello ángel! 

Naruto se rió, negando con la cabeza. 

—¡Por dios! Naruto, ¿cómo es que un hombre se puede ver tan... bueno, tan así? No lo entiendo —le lanzó un cojín—. ¡Debería ser ilegal ser tú! —Naruto siguió riendo mientras se sentaba a su lado. Kushina, por otro lado, se cruzó de brazos e hizo un puchero. 

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