Capítulo III: La Llamada

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-Naruto-

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-Naruto-

Gemidos ahogados, respiraciones dolorosas y un asqueroso hedor a podrido, eso era lo que quedaba de los que habían sido personas civilizadas. No entendía muy bien el porqué de esta situación, pero lo que sí sabía era que eran esas bestias.

Temía contarles que era lo que había ahí fuera, Hinata nunca fue conocida por su discreción, sino todo lo contrario. Sakura, en cambio, nunca tendía a mostrar todas sus emociones, era muy reservada en ese aspecto.

Abracé a mi novia para tranquilizarla, pues había sido presa del pánico en el momento que vio a esos monstruos entrar en el solar con la mirada perdida y babeando asquerosamente. Sakura tan solo se había dedicado a vendar tranquilamente el tobillo de la niña, pues se lo había torcido. El perro descansaba en el regazo de esta última y mis amigos a lo suyo.

—¿¡Qué demonios está pasando!?-Tapé la boca de mi novia y la miré susurrándole un "No alces la voz". No debíamos llamar la atención, debíamos tener cuidado de que no nos descubrieran.-No, estoy...estoy cansada de huir...-Sollozó y la abracé más fuerte contra mi pecho, sintiendo como ella me rodeaba con sus delicados brazos. Estaba asustada, eso era todo...

—Te lo explicaré todo más tarde, te lo prometo...-Susurré cerca de su oído mientras ella sacudía su cabeza en un mudo "Sí". Sakura terminó la tarea de vendar a la niña y se sentó despreocupada cerca de la ventana.

Su rostro era indescifrable en algunos momentos, excepto para Hinata y para mí, sus mejores amigos. Su mirada reflejaba confusión, y, un ápice de temor, algo raro en ella. Lentamente se levantó y me miró decidida, sin ningún sentimiento antes mencionado.

—Puede que ella no te pida explicaciones, pero yo sí...- Habló tajante, era una mujer fuerte, de armas tomar.-Así que, habla...- Hinata se apartó un poco de mi para mirar a su amiga, sabía que le iba a reprochar su comportamiento, pero yo la callé.

—Está bien...- Decidí sentarme en el frío y roto suelo del garaje.- No sé como, pero esas "personas"...-Hice comillas con mis dedos.-Están...muertas...- Y se hizo el silencio, ni siquiera la respiración del pequeño chucho se podía oír. Solo fue interrumpido por la estruendosa risa de Sakura.

—¿Quieres decir que esas cosas son "muertos vivientes"?- Imitó mi gesto de comillas. Yo asentí y ella volvió a reír mientras Hinata taladraba el suelo con su pie soltando un par de improperios.-Algo así como...¿Zombis?-Su risa había cesado, dejando el silencio incómodo de hacía un par de minutos.

—Sí...-Para que iba a mentir, todo el mundo sabía que eran los Zombis, seres que se alimentaban de la carne humana para subsistir. Sentí como Hinata se estremecía en mis brazos, así que refirmé mi agarre en su cintura.-Lo único que sé es que si nos muerden o arañan, nos convertiremos en ellos en poco tiempo.

—¿Cómo pasó?-La verdad es que era la misma pregunta que me hacía yo, es decir, ¿porqué nosotros no estabamos contagiados? Odio esta situación de total incertidumbre, me sentía indefenso.

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