Capítulo II: Encuentro

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-Sakura-

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-Sakura-

El paisaje era desolador. Las calles estaban completamente vacías, sin un ápice de vida. Conducía nerviosa, estaba inquieta y no sabía porqué. Hinata miraba por la ventana, admirando las desiertas calles que antes poseían muchos transeúntes.

—La siguiente a la derecha.-Su voz era seca, como si estuviera apunto de romper a llorar. La tensión se podía palpar en el ambiente.

Giré con cuidado y me detuve en seco. Hinata y yo soltamos un grito ahogado al ver al menos treinta personas con grandes contusiones y heridas en la piel que tenían a la vista. Caminaban de una manera muy peculiar, les costaba bastante mantenerse erguidos. Arrastraban pesadamente sus pies por el asfalto, cabe decir que sus ropas estaban rasgadas, como si acabaran de salir de una brutal paliza.

Mi amiga y yo contuvimos el aire al ver como un par de ellos devoraban lo que parecía un ser vivo. Ambas nos miramos asustadas y decidí dar marcha atrás con el mayor cuidado posible. Mientras veía como Hinata cerraba los ojos y se encogía en su asiento.

—¿Conoces otro camino?-Negó soltando un sollozo. No sabía que hacer, mi mente había colapsado.- Mierda...- Miré el reloj de mi muñeca, cuarenta minutos para que dieran las doce.-¿Estamos muy lejos?-Tenía un plan arriesgado, no nos quedaba otra.

—No, sí hubiéramos tomado este camino habríamos llegado en unos diez minutos.-Volvió a sollozar.- Estamos perdidas...- Susurró tapando con sus dos manos su rostro. La abracé notando cómo su húmedo rostro entraba en contacto con la piel de mi cuello.

—Tranquila, tengo un plan.-La calmé acariciando su cabello.-¿Confías en mi?- Asintió reincorporándose en su asiento.- Pasaremos por encima de ellos.- Su rostro se descompuso en una mueca de horror.- ¿Prefieres no intentar nada y morir?-Soltando más lágrimas sacudió su cabeza.­- Bien, abróchate el cinturón y agárrate donde puedas.- En el coche se escuchó el sonido metálico de la hebilla del asiento.

Volví a encender el motor, escuchando como rugía y llamaba la atención de esos seres con mirada perdida. Apreté el acelerador notando como la velocidad y adrenalina corrían por mis venas. Hinata cerró los ojos al momento de ver como estábamos a punto de colisionar con los cuerpos mutilados de aquellas personas.

El primer golpe seco hizo retumbar el coche. Instantáneamente coloqué el seguro a las puertas y me aseguré de que las ventanas estuvieran completamente cerradas. El cristal se empañaba de ese líquido carmesí tan importante para nuestro organismo.

Hinata gritó al notar el segundo impacto, agachando su cuerpo para evitar ver aquella masacre. Rápidamente la reincorporé, era peligroso que estuviera en esa posición si por algún casual debía frenar.

Activé el limpiaparabrisas para poder tener mejor visión de la carretera. Pisé el acelerador de nuevo, arroyando a muchas más personas a mi paso. Hinata estaba a punto de desmayarse, siempre fue muy delicada en cuanto al tema de la sangre... Miré por el retrovisor y me asombré al ver como esas "personas" se levantaban, era de locos...

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