Capítulo Uno

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Lauren Jauregui apoyó la barbilla en la palma de su mano, sus ojos escaneando el dibujo con el que había estado jugando las dos últimas horas. Su fecha límite se acercaba, pero sólo había pocas maneras de hacer publicidad con los coches usados. Dejó caer su lápiz y alejó el dibujo con frustración.
"¿Por qué no dejas que Luis lo intente?"
Lauren lanzó una mirada irónica a Ally, su socia de negocios. "Debido a que usa una computadora para todos sus proyectos, por eso."
"Tú también"
"No hasta que primero paso mis ideas a lápiz" dijo mientras se inclinaba hacia atrás con un suspiro "Hoy en día estos niños de la universidad, no tienen que tener un pensamiento original. Ellos simplemente copian y pegan imágenes y luego lo llaman bueno."
Ally se echó a reír " Sólo estás de mal humor porque odias los anuncios de coches. Siempre lo estás ¿Por qué tomaste esta cuenta, en primer lugar?"
"¿ Oh? ¿ Así que crees que estamos prosperando lo suficiente como para que podamos ser selectivas en nuestras elecciones?" Lauren se levantó y alzó su taza de café en una pregunta silenciosa. Ally negó con la cabeza.
" El negocio ha estado fabuloso, y lo sabes. Y ya que eres tú quien odia los anuncios de coches, y aún así lo tomaste, ¿ por qué no se lo das a Luis y dejas que haga su cosa en la computadora y lo llamas bueno?"
" Porque soy terca"
"¿ Y no tiene nada que ver con el trato que él te dio con tu nuevo jeep?"
Lauren le sacó la lengua de manera infantil a Ally y luego se metió en la pequeña cocina de la esquina, mirando sospechosamente el café que había preparado unas cinco horas antes.  Su semi-adicción al café tenía sus límites. A cambio tomó una botella de agua de la nevera. Apoyándose en el mostrador, miró a través de la abertura de la puerta de la cocina a la oficina. Ellas empezaron su agencia seis años atrás, la construyeron muy lentamente. Los dos primeros años habían sido difícil y habían hablado de renunciar, sin embargo, aguantaron. Su gran oportunidad llegó cuando abrieron un nuevo restaurante en su pequeña ciudad. Una joven pareja con el sueño de duplicar las recetas de sus padres sobre comida típica mexicana, ellos no podían permitirse una de las más grandes y establecidas agencias de publicidad. Pablo y Rosita habían entrado y le habían lanzado su idea. La pareja quería servir deliciosa comida típica en un ambiente que fuese muy divertido y vibrante. Lauren y Ally habían trabajado sin parar durante meses, sacando impresos y anuncios de radio, cada una ideas frescas y originales y atractivas. Tenían que hacerlo. Había un restaurante de comida mexicana en cada cuadra. Ella había dado con la frase envolvente sobre las 2:00 am, mientras el sueño le eludía. ¿ Está tu antiguo lugar de comida mexicana reteniéndote como una bola con grillete? No dejes que te derrote. Si realmente quieres pasártelo en grande, ¡ salta a la cantina- café de Pablo, donde la diversión nunca termina!
Ella sonrió y negó con la cabeza. Era tan absurdo como el infierno, pero a Pablo y Rosita les había encantado. Al parecer, también le encantó al público. El lugar había estado lleno a rebosar en la noche de apertura, y como los anuncios habían prometido, la diversión aún no se había detenido.
Lo mismo podía decirse de su negocio. Después de esa campaña existosa, los negocios locales comenzaron a buscarlas cada vez más. Tanto era así, que se habían visto obligadas a contratar a otro diseñador, Luis. Quien liberó a Ally de usar sus habilidades de mercadeo para su propio negocio, encontrando nuevas cuentas, mientras Lauren y Luis diseñaban los anuncios. La nueva estrategia fue dando sus frutos. Ally estaba trayendo tantas cuentas nuevas, que estaban hablando de contratar a una cuarta persona.
El portazo de la puerta la sacó de sus cavilaciones y se apartó del mostrador, para ver que tenía a Luis tan animado.
" Precioso, te lo aseguro. Él era absolutamente precioso". Luis se dio la vuelta, sonriendo brillantemente a Lauren. " Sí, estoy enamorado"
" Una vez más? preguntó con sequedad
Él puso una ma en su cadera, arqueando dramáticamente en su dirección mientras le miraba por encima de la nariz. " Al menos uno de nosotros no tiene miedo al amor" dijo.
Ella ignoró su comentario volviendo a su escritorio. " Será mejor que tengas cuidado, Luis. Esta ciudad no es tan grande. Te vas a quedar sin chicos para citas muy pronto". Cogió el anuncio de los coches y se lo entregó. " Haz algo con esto, ¿ quieres?"
" ¿ Concesionario de coches usados? Que aburrido".
" Con dueños previos" ella corrigió.
" Oh, sí. Eso hace toda la diferencia". Él le entregó la pila de correspondencia del día. "Ahora te toca ordenar".
Ella le agitó el correo a Ally "¿No es tu turno?"
Ally le tendió la mano. " Dámelo. Te lo juro, los dos actúan como si fuera una tarea el clasificar el correo. O bien es un billete o un cheque, o es basura". Sacó un sobre de color verde brillante y lo sostuvo en alto. " Esto va dirigido a ti".
A pesar de que Lauren vivía en el apartamento encima de sus oficinas, rara vez le llegaba correo. Ella era de las que estrictamente se mantenían en linea y sin papeles. Tomó el sobre verde y se quedó mirándolo, la dirección de retorno le trajo un torrente de recuerdos. Le dio la vuelta en sus manos, luego con nerviosismo escondió su oscuro cabello detrás de las orejas antes de romper el sello

AMOR EN ESPERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora