Capítulo 44 ...mate

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—...y ni se imaginan, estuvimos varios meses sin entender ni pio de lo que decía le gente en ese pueblo- contaba Arturo animadamente mientras se engullía un montón de comida.

Después de que bajaron del avión, fueron a cenar a la casa de Victoria.
Ella aprovecho para cambiarse rápidamente y así lucir linda para su novio... sin embargo, en ese momento no se sentía segura de nada.

Justo acababa de decirle que lo amaba, su familia descendió de la aeronave, interrumpiendo el momento.
A partir de entonces, Franco no hizo mucho contacto con ella. Ni siquiera habían vuelto a hablar después de eso.
Él fue el encargado de conducir la Suburban de regreso a su hogar, así que ambos estuvieron en lugares separados. Además, cuando llego la hora de comer, este se sentó en el otro lado de la mesa, limitándose a mirarla fijamente, como en aquel momento.

¿Qué le pasaba?

Victoria pensaba que escucharla decir que estaba enamorada de él lo pondría muy feliz, pero aquella actitud por parte de él la desconcertaba.

Suspiro.

Realmente se sentía un poco desanimada ante la decepcionante respuesta por parte de su novio.

—¿A dónde vas, hija? - pregunto la madre de Victoria al notar que estaba se ponía de pie.
—Oh... voy al baño, vengo rápido- contesto la joven, dándose la vuelta y caminando hacia el tocador.

"No puedo creer que se lo haya dicho...", pensó la pelinegra refiriéndose a Franco. Tal vez se había equivocado... después de todo paso mucho tiempo y cabía la posibilidad de que se lo hubiera pensado mejor.
A lo mejor el tiempo que estuvieron separados fue demasiado para él, y lo que le pidió fue bastante de su parte.
Quizá se equivocó al mantenerlo separado de ella.

"Carajo... se ve tan guapo", pensó con tristeza secándose las manos.

Una lagrima bajo por su rostro.
El solo pensar que tal vez él ya no sintiera lo mismo por ella la deprimía bastante.

"¿Aun le pareceré bonita?", se preguntó limpiándose el rostro, mientras apagaba la luz del baño y abría la puerta.
—Oh...- dijo la joven encontrándose por sorpresa con Franco en frente de ella. No pudo evitar sentirse avergonzada; tenía los ojos un poco rojos, y su voz sonaba algo ronca a causa de sus sentimientos —me sorprendiste, yo...

No pudo terminar la frase porque su novio la tomo por la cintura y la acorralo contra la pared.

Fue tan rápido, que no pudo hacer mucho cuando el pelinegro llevo sus labios a los de ella y la beso apasionadamente

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Fue tan rápido, que no pudo hacer mucho cuando el pelinegro llevo sus labios a los de ella y la beso apasionadamente.
—Ah...Victoria...- decía sin dejar de acariciar el interior de su boca con su lengua —no sabes cuánto te extrañe, amor...- la joven aunque muy feliz, también se sentía confundida, ¿Qué es lo que realmente pasaba por la cabeza su novio?
—Te amo... te amo mi vida...- Franco le declaraba su amor sin cesar, mientras con sus labios devoraba la piel del cuello y mentón de la joven — no sabes cuánto tiempo eh estado esperando por tocarte... mimarte... saborearte...- decía concentrándose en su degustar a Victoria.

El mayordomo y la princesa de hieloWhere stories live. Discover now