Capítulo 7. Consumación

3.7K 513 58
                                    

El moreno abrió la puerta, y deposito a la joven sobre la cama

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

El moreno abrió la puerta, y deposito a la joven sobre la cama. Después se dispuso a quitarse la camisa, pero ella se estiro y le tomo de la mano, jalándolo hacia la cama.

—Ven... ya no quiero esperar-musito Victoria un poco más necesitada de lo que hubiera querido.

Pero esa vergüenza se le paso en unos segundos.

Franco la siguió a hasta la cama, y tomo su rostro con ambas manos para besarla de inmediato.

Ambos se acostaron, uno frente al otro. Sus manos encontraron rápidamente su lugar, y sus cuerpos acortaron la distancia.

Sus besos eran profundos y sus respiraciones agitadas; Victoria subió una pierna sobre el cuerpo de Franco, y este comenzó a acariciarla, subiéndole la falda hasta los glúteos. La joven comenzó a desabotonarle la camisa. Este le ayudo y la arrojo al piso. Mientras tanto Victoria se apresuró y se quitó la falda, sin dejar de besar los labios del pelinegro.

Franco giro sobre ella, después le abrió las piernas y esta lo recibió con deseo separándolas más para él. Este dejo los labios de Victoria y descendió a su cuello. La chica gimió, esta vez libre de hacer el ruido que quisiera; Franco pasaba sus labios de arriba hacia abajo, evitando sus pechos aún. Mientras con una mano la sostenía por la espalda, y con otra le acariciaba una pierna hasta llegar a la tanga que traía puesta.

Victoria era muy sexy. Le encantaba.

La chica apretaba las sabanas, y soltaba suspiros de vez en vez.

Entonces, comenzó a sentir la erección de Franco entre sus piernas, y unas cosquillas se posaron en su vagina.

Lo deseaba.

Moría por sentirlo dentro de ella.

Abrió los ojos y se encontró con el enfocado y masculino rostro del moreno, el cual besaba con empeño su cuello. Le resultaba muy difícil reconocer que aquel sensual hombre que estaba sobre ella era el mismo que le sonreía en la oficina listo para más trabajo.

Parecía dos personas distintas.

Jamás hubiera imaginado cuando lo entrevisto que aquel hombre tan formal que le hablaba de usted sería capaz de ser tan apasionado y diestro en la cama.

Y es que sus manos, sus labios, su lengua... sabía cómo usar todo su cuerpo.

Entonces el moreno descendió con su lengua un poco más y la chica sintió está en sus pezones.

Dejo salir un gritito de placer.

Ella se llevó las manos atrás y se desabrocho el sostén. Franco le miro encantado por un momento, después tomo ambos pechos con las manos y comenzó a acariciarlos. La chica hecho la cabeza hacia atrás y soltó un suspiro.

Acto seguido, sintió como el pelinegro metía un pezón a su boca. Comenzó a lamerlo y luego a succionarlo mientras masajeaba el otro pecho con la mano que no le sostenía por la cintura.

El mayordomo y la princesa de hieloWhere stories live. Discover now