Decidido

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Kyle 

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Kyle 


¿Que cómo lo llevaba? Era difícil dar una explicación sobre eso cuando lo sentía todo y nada a la vez. Lo que sí podía asegurar era que no estaba bien. Algo en su interior se había apagado y dudaba si se volvería a encender, así como dudaba que pudiera volver a ver a Dylan sin hacerse pedazos. 

Como siempre, intentaba mantener la mente ocupada en el trabajo. Mientras que la escapatoria de muchas personas era la pintura o la escritura, para Kyle era la mecánica. Era algo en lo que era bueno y era lo que mejor podía mantener su mente ocupada. Lo malo era que ese día el trabajo avanzaba lento y terminaba teniendo mucho tiempo libre. 

El jueves en la tarde, se encontraba en la parte trasera del taller, limpiando las últimas herramientas que había utilizado. A pesar de que tenía la música a todo el volumen que sus oídos podían soportar, estaba a punto de caer en la espiral de pensamientos que terminarían lanzándolo a la miseria; sin embargo, Bobby apareció justo a tiempo, antes de que sus pensamientos destructivos tomaran poder de su cabeza. 

—Oye, Montgomery —lo llamó el hombre, haciendo señas para decirle que se quitara los audífonos, a lo cual Kyle obedeció—. Hay un chico afuera preguntando por la motocicleta. 

Kyle había dejado a la vista la motocicleta que había reparado con el letrero de «se vende» a la vista de los clientes y cualquier persona que pasaba frente al taller. A pesar de que Bobby no estuvo muy de acuerdo, el de ojos verdes estaba completamente seguro que lo que debía hacer era venderla. El dinero le vendría bien y una motocicleta no era lo que necesitaba en ese momento. 

El hecho de que el muchacho que estuviera preguntando por el vehículo fuera uno del lado norte no le sorprendió en lo más mínimo. A pesar de que hacía el intento de no juzgar por la apariencia (al menos la mayoría del tiempo), el hecho que llevaba un auto del año ya lo decía todo. 

El chico vestía como si quisiera aparentar ser el chico malo del lado norte, aunque al mismo tiempo tenía la pinta de que su idea de ser «malo» consistía en fumar en la escuela y faltar a clases. 

Llevaba una chaqueta negra sobre una camiseta blanca, con jeans rasgados y botas, además que un gorro de lana le cubría su cabello largo y negro, el cual caía sobre sus ojos marrones. Su tez era ligeramente oliva, era un poco más alto que Kyle, lo cual era bastante, considerando que él ya era bastante alto, pero sus rasgos faciales le decían que no podía tener más de dieciocho años. 

—¿Tú eres el interesado en la motocicleta? —le preguntó para llamar su atención, aunque era algo obvio. 

—Isaac —se presentó mientras le extendía la mano. 

El de ojos verdes lo pensó. 

—Kyle —dijo mientras aceptaba su apretón. 

El muchacho volvió la mirada al vehículo. 

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