Capítulo XI ❝Decisión❞

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Advertencia: capítulo triste :( 

Respiró profundamente un par de veces hasta que el ritmo de su respiración se estabilizó. Después de la tormenta viene la calma, pero en este caso, después de la calma venía algo mucho peor: la culpa.

Uenoyama solía detestar aquella sensación de vacío que lo invadía cada vez después de masturbarse. No lograba descifrar si se debía a que  después de terminar era que se daba cuenta de lo solo que se sentía o de lo poco satisfactorio que era satisfacerse a si mismo, sin el calor de otro cuerpo. Sin embargo, era una sensación que experimentaba con frecuencia, pues también odiaba la idea de compartir algo tan intimo con cualquier persona, por lo que prefería mil veces masturbarse y sentirse patético después, a acostarse con extraños y sentirse asqueroso -no que tuviera algo de malo, respetaba a quienes disfrutaban del sexo casual, pero él no era una de esas personas-

Hasta hacía unos momentos atrás su cabeza estaba nublada, su cuerpo estaba caliente y la excitación del momento no lo dejó pensar más allá de lo que estaba sucediendo, claro que en el fondo era consciente, pero sus deseos fueron más fuertes y lograron apagar la voz de la razón en su interior.

Oh, pero ahora estaba más lucido que nunca. Ahora, observando el espeso liquido blanco escurrir en sus manos, ahora que había terminado y que su cabeza por fin estaba fría podía ver la gravedad de sus acciones.

Era escoria, no, era peor que la escoria. ¿Qué clase de doctor...? , no ¿Qué clase de persona era? Si el hospital descubría lo que acababa de pasar podría perder su trabajo, pero eso era lo que menos le preocupaba. ¿Su trabajo? ¡Al diablo su trabajo! Lo único que le importaba era Mafuyu. ¿Cómo pudo hacerle eso a Mafuyu? 

Estaba enamorado de Mafuyu hasta la medula. Lo amaba tanto que dolía, pero el amarlo no era una justificación para lo que había hecho. El amar a alguien no te da derecho sobre él. Eso no solo era poco profesional, era egoísta y era un abuso a Mafuyu, quien no estaba en condiciones de experimentar algo así en esos momentos.

Por dios, se sentía asqueroso, como si se hubiese aprovechado de él. ¿Y si había arruinado por completo el enorme progreso que Mafuyu había estado teniendo? Si era así jamás se lo perdonaría. Había visto cuanto luchó Mafuyu por salir adelante, y él se había aprovechado de él en un momento extremadamente delicado. ¿Cómo podría si quiera mirarlo a los ojos?

En otro tipo de situación claro que consideraría confesarse, incluso había planeado invitarlo a salir después de que obtuviera el alta y pasara un tiempo apropiado. Después de cortejarlo adecuadamente, entonces se confesaría...pero ahora lo había arruinado todo, y no había vuelto atrás.

Era más que claro para él que no podría continuar siendo su doctor, no después de lo que pasó. Y tampoco podría confesarse a él, no después de haberse aprovechado de aquella manera. 

Se limpio las manos con una toallita húmeda y con pesadez se limpió las lagrimas que comenzaban a brotar en sus ojos. ¿Pero cómo podría limpiar la culpa que sentía por dentro? no había toallita húmeda en el mundo que pudiera hacer eso. Se dio un par de palmadas -algo más fuertes de lo necesario- en el rostro y trató de poner su mejor cara, comenzaba a tener pensamientos más pesimistas y dramáticos de lo usual, tenía que detenerse. Se aproximó a su escritorio y sacó dos supresores de una de las gavetas. Se aplicó uno a sí mismo, pues no podía arriesgarse a perder el control nuevamente frente a Mafuyu, y tomó el otro para aplicárselo a Mafuyu

Sin perder más tiempo se dirigió a la salida y comenzó a caminar a la habitación de Mafuyu, más asustado que nunca acerca de como enfrentarse a él, pues después de todo no habían podido hablar correctamente. Su teléfono vibró en su pantalón y pensó en ignorarlo, pero una segunda y tercera vibración lo hicieron mirar la pantalla. Era Yayoi..

⊱┊BROKEN TIE 【Given OMEGAVERSE 】Where stories live. Discover now