EXTRA 2

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𝙱𝚊𝚍 𝙴𝚡𝚙𝚎𝚛𝚒𝚎𝚗𝚌𝚎𝚜

Los techos de cada casa y apartamento, justo a las dos de la mañana, usualmente son visitados por todo tipo de personas, jóvenes, adultos, parejas... suicidas. Hoy, el techo de un departamento dentro de una universidad de China era invadido por tres chicos, alegres y sonrientes, llenos de vida y esperanza por un futuro anhelado de viajes y bonitas experiencias, con emoción llevaron algo de alcohol y botana en una hielera, buscando emborracharse. No esperaban que fueran demasiado tolerantes al alcohol y se terminaran toda la bebida sin haber sufrido el efecto que deseaban.

- Que aburrido- Espetó Jin Ling lanzando la ultima lata de cerveza a una bolsa. Todos se encontraban acostados sobre un viejo colchón, recargados uno sobre otro.

- Me hubiera encantado saber que no podía emborracharme, así no me hubiera ilusionado- Esta vez Jingyi fue quien se quejó, recibiendo una ligera risa burlesca de Sizhui.

- Claro, con la familia que teníamos, era obvio que sería genética la tolerancia al alcohol- Nadie más habló por un rato, hasta que Ling se atrevió a preguntar.

- Sizhui, Jingyi. Hablando de familia ¿Qué relación tienen ustedes dos? Es decir, son familia pero no entiendo como es que la sangre los une.

- Oh, bien, te explico. Ambos tenemos relación con un hombre, somos medios hermanos pero hijos de distintas mujeres- Contestó Sizhui, para ambos, ese tema ya no les parecía tan delicado o doloroso- Mi papá estaba casado con mi madre, pero cuando estaba embarazada de mi la engañó con la mamá de Jingyi, ambos nacimos con algunos meses de diferencia pero con una vida muy distinta, la madre de Jingyi lo dejó con mi padre, por "humanidad" no lo abandonó y se lo quedó en otra casa, no quería que mi mamá se enterara de su infidelidad...

Era una respuesta, en demasía, muy inesperada, pues no esperaba que fueran muy cercanos y la historia fuera tan delicada.

- Prefirió tenerme aislado y solo desde niño, a esa casa llevaba a tantas mujeres que estoy seguro que dejó a más hijos regados, el maldito no sabía ni como usar un condón- Siguió Jingyi con el relato, jugando con una de las tantas ramitas que caían de los árboles, sintiendo la mano de Sizhui acariciando y revolviendo sus cabellos, cosa que lo relajó al instante- Ahí fue cuando desarrollé un vergonzoso trauma, hasta ahora no he podido superar.

- ¿Cuál es, A-Yi?- Preguntó Jin Ling, atento. El chico suspiró y elevó la mirada al cielo nocturno, disfrutando de la fría brisa.

- Le temo a la oscuridad, a los lugares encerrados y solos, también a los insectos, le tengo miedo a muchas cosas pero nada supera a la oscuridad...

- Por eso trajiste la lampara- Habló bajito, Jingyi prendió la linterna por unos segundos y después la apagó.

- No la he encendido porque me siento seguro, porque están aquí- Nadie dijo nada más- ¿Está bien si les cuento porqué? Me sentiría avergonzado si lo hago otro día- Inmediatamente los chicos asintieron y Jingyi volvió a hablar- Mi mamá era cantinera, pero también trabajaba en un prostíbulo, al menos eso fue lo que me contó mi hermana. Fue presa fácil para nuestro padre y la embarazó, yo fui su segundo embarazo pues mi hermana ya tenía quince años cuando yo nací. Creyó que sería mejor dejarme con él, quien tenía un lindo hogar y una familia...

- Mi madre te hubiera aceptado, eso tenlo por seguro- Agregó Sizhui mientras lo abrazaba por el cuello, sacándole una gran sonrisa al chico.

- Lo sé, es un amor de persona esa mujer- Un poco más relajado, siguió contando- Papá no quería que la señora Lan se enterara de la infidelidad así que a escondidas compró una casa y en sus tiempos libres iba a cuidarme, dejó de ser la casa de un bebé cuando cumplí tres años, convirtiéndolo en un Motel cada tercer día- Volvió a bajar la mirada, buscando otra ramita para jugar y romper- Obviamente ninguna mujer querría a un hombre con un hijo, así que me escondía en el sótano, era jodidamente pequeño y sofocante, ni una sola vez llegó a limpiarlo o siquiera a ponerle un maldito foco, no recuerdo cuantas veces me han picado las arañas y mosquitos que se anidaban ahí. Así fue mi rutina por tres años y a mis seis años fui adoptado por mi media hermana.

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