𝚃𝚛𝚒𝚌𝚔 𝚘𝚛 𝚃𝚛𝚎𝚊𝚝𝚒𝚗𝚐

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El tiempo volvió a avanzar y la bala atravesó el cristal, Ling y Jingyi se levantaron concertados por no sentir más dolor, tan pronto como reaccionaron se abalanzaron contra Jiang Cheng, intentado quitarle el arma.

- ¡Jiang Cheng! ¡Te tengo una propuesta!- Volvió a apuntarme pero Jingyi lo tomó del brazo con todas sus fuerzas desviando el disparo.

- ¡No tengo más tiempo! ¡Estoy muriendo!- Lanzó a Jingyi pero Ling se abrazó de él desde su espalda y con ambos brazos colocó las manos del hombre en su nuca.

- Hablé con el demonio del museo- Eso lo calmó un poco, prestando atención- Ayúdame a recaudar a los clientes, confía- El tren se estaba deteniendo poco a poco a medida que le explicaba mis planes, lográndolo convencer- Hoy mismo- Finalicé en cuanto el metro dejó de moverse.

Las pupilas de mis amigos no paraban de dilatarse y volver a achicarse, se sentían mareados y asustados, según sus quejas, se sentían como un zombie. A duras penas logramos salir del vagón sin que la gente nos viera, pues las noticias estaban por todos lados, un hombre armado queriendo matar a tres jóvenes y la policía ausente de la escena, enloqueció a la gente que vio el show o talvez a todo el estado. Llegamos lo más rápido posible a su hogar, no era el mismo lugar donde lo conocimos, incluso su casa estaba en uno de los barrios más ricos de la ciudad.

- ¿No vivías con Wei Wuxian?- Preguntó Jin Ling sin querer entrar a la casa, observaba todo tan a detalle como un animal entrando a terreno enemigo.

- Wei Wuxian me contactó e invitó a su casa como socio de una empresa de armas que fundé, no me di cuenta que quería matarme hasta que ustedes llegaron. Se juntó el halcón, la serpiente y los ratones, una completa cadena alimenticia- Dejó de cargarme en su espalda y me colocó en uno de sus sillones, con prisa buscó algunas cosas y al regresar volví a sentir un insoportable dolor en mi pierna, estaba tratando de curar mi herida con gran velocidad y brusquedad que no pude soportar el dolor sin gritar o aferrarme a Jingyi.

- Lan Sizhui ¿Qué carajo piensas hacer?- La voz le temblaba, mostrado gran temor.

- No es de tu incumbencia niño.

- ¡Le estoy hablando a él!- Los gritos eran jodidamente insoportables, me sentía morir, afortunadamente en ese momento era alguien paciente.

- No te preocupes, saldrán vivos de esta, ya verán- Inmediatamente comenzaron a protestar por mi seguridad, lo cual no le gustó a Jiang Cheng.

- A ustedes mocosos no los necesito- En minutos ya los tenía dentro de un auto y con estrictas ordenes de no intentar volver.

No me quedó de otra más que ser indiferente con ellos y no dirigirles la mirada, nunca los había ignorado y me hacía sentir incómodo con todo, pensando en que tal vez pude haberles dicho algo, un "Adiós" o un "Estaré bien" pero así como soy de curiosamente peligroso, ellos son insoportablemente tercos. Jingyi tal vez se preocupe y Jin Ling grite tratando de salir del carro, pero es por un bien.

- Niño, si me estás engañando no me será difícil matarte ahora- Negué con la cabeza mientras le mostraba el sobre que me dio Zizhen, dentro había información de como contactar a los clientes.

Para ser más claros, mi plan tenía algo de trampa que Zizhen no conoce o puede controlar, o eso quiero creer. Jiang Cheng era alguien rico, peligroso y con libre acceso a armas, por lo que secuestrar a tres de los clientes no le sería muy difícil. Le di indicaciones de donde encontrarlos y regresó al auto con una bolsa en la cabeza de cada uno y cinta para callarlos, los más cercanos a nuestra ubicación eran Wen Chao, Jiang Fengmian y Jin Guangshan. Intentó matarme de nuevo cuando le dije que ahora iríamos al museo y casi lo logra de no ser porque logré convencerlo nuevamente.

En mi vida jamás pensé llegar a estos extremos, o siquiera meterme en algo malo, algo peor que una multa o cárcel por robo y asesinato. Era cierto que desde el día en la casita del terror ya era un asesino, además de problemas con la ley también tenía problemas con un ser contrario a los ángeles y curiosamente no me sentía abrumado con ello, se sentía más como romper la regla de "no correr en los pasillos" de la universidad. Me dolía el cuerpo pero mi mente y alma estaban en calma al pensar que mis amigos ahora estarían a salvo en algún auto camino a sus hogares, me dolería más saber que murieron por mi culpa que romper el poderoso lazo de amistad que tenemos, o tal vez, después de estas circunstancias, teníamos.

Al llegar a la bodega con los cuartos y descubriéramos las cabezas de los clientes, estos comenzaron a llorar desesperados, al menos no Fengmian, el realmente parecía arrepentido por su hija Yanli. Cheng enredó cinta en sus manos y los metió a la habitación de sus victimas con la cinta de cada una reproduciéndose.

- Cada uno de ellos, al salir de esas habitaciones, se convertirán en tres curiosos- Gira su rostro hacia mí y asiente con la cabeza. No me pregunté porqué no lo había hecho antes, pues la respuesta llegó a mí en cuanto intentó matarnos. Ellos debían ver las historias por sí mismos o obligados por alguien más que no sea Cheng, en cambio la idea fue mía y él solo siguió ordenes. Además, menos personas me quedaban por matar- Jiang Cheng, el día de mañana no encontrarás a tu madre- Le advertí, después de todo, ella estaba registrada como un cliente.

- Haz lo que quieras- Contestó indiferente, entregándome algo sin dirigirme la mirada.

Salí por mi cuenta del lugar, el cielo completamente negro y sin luz de luna me recordaba a aquel día, el agua de lluvia comenzaba a caer en poca cantidad mientras observaba con atención el arma que me entregó Jiang Cheng, suspiré resignado, tratando de asimilar lo que estaba por hacer, esto no era un juego y mucho menos una especie de simulacro, realmente iba a matar a alguien y no solo a uno.

¿No puedo ser yo quien muera?






























Anécdota chiquita: Ayer acabé toda tarea pendiente y hoy en la mañana me llegó otra, un tantito laboriosa

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Anécdota chiquita: Ayer acabé toda tarea pendiente y hoy en la mañana me llegó otra, un tantito laboriosa.

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