𝚆𝚊𝚛𝚎

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Gotas cayendo de su frente y el cuello de su sudadera empapado de sudor era prueba de la preocupación, agobio y los recuerdos desbloqueados de aquel fatídico y aterrador día. Aún con la grabadora en mano y con siete cintas reproducidas, se puso de pie para buscar a Jin Ling, apenas abrió la puerta este chocó con él y ambos cayeron al suelo, con apuro se incorporaron y Jingyi cerró la puerta.

- Las cintas, decían...

- La pintura, no podía verla...

- Los clientes, ellos, nosotros somos...

- Corrí y no podía ver nada,...

Nadie entendía de lo que hablaba el contrario, hablaban tan rápido, al mismo tiempo y con un tono de voz tan alto como para llamar la atención de los alumnos que pasaban delante de la puerta.

- ¡Lan Sizhui!- Al fin concordaron en una palabra y repentinamente callaron, para llorar de culpa.

- No puedo creer que fuera hace un año- Entre balbuceos y sollozos se lamentaba el más bajo- Ahora es tan tarde, no queda nada de él- Fue abrazado por su amigo, quien aguantaba con terquedad su tristeza- A-Yuan, le fallé.

- Le fallamos- Corrigió Ling, sin soltarlo- Maldición, siempre jugando al héroe.

Sin poder aguantarlo más, se aferró a la sudadera de su amigo con las uñas mientras sus ojos se cerraban con fuerza, importándole poco empaparlo con sus lagrimas. La tristeza en ambos corazones era tortuosa, sofocante e indeseable, quitaba tanta energía que sollozar toda la tarde sonaba tan tentador como ir a acompañar a su amigo al otro lado. Con todos los recuerdos recuperados, un amigo muerto y un inevitable deseo por justicia provoca que la tristeza de Jingyi, se transforme en coraje, una pésima pero necesaria emoción para su corazón. Primeramente; Lan Sizhui era de las ultimas personas en el planeta que debía sufrir, segundo; Hay tanta gente mala como los clientes del museo, un mundo tan podrido como este lo hacen estas personas. Y tercero; Lan Jingyi quería a su amigo y felicidad de vuelta.

- Jin Ling- Llamó con la voz rota a su amigo, este respondió con un sonido de afirmación- ¿Me perdonarías si hago cosas malas para tener a Sizhui de vuelta?

- No me preguntes eso, pregúntame si te puedo acompañar- Tragaron duro, conscientes de las consecuencias que pueden tener sus próximos objetivos.

(...)

Ambos chicos viajaron en bicicleta hasta el museo, increíblemente por cuenta propia, al llegar le pidieron a Huaisang hablar con el demonio del museo, Zizhen. Como de costumbre fueron guiados de nuevo a la bodega con diez cuartos, ahí se encontraba Zizhen y una extraña mancha de sangre seca en el suelo.

- ¡Amigos! No creí verlos de nuevo, pero no se apuren, haré que vuelvan a olvidar este desagradable lugar, se suponía que no debían tener recuerdo de este lugar- Lo que antes consideraban un tímido amigo, verlo ahora con un tono de voz tan confiado y un vocabulario tan cínico los desconcertaba en demasía, pues no sospechaban nada de él.

- No queremos olvidar- Interrumpió Jin Ling- Queremos a alguien de vuelta.

- No tardaron demasiado- Suspiró colocando sus manos en sus caderas, altanero- Chicos, pese a que soy producto de siglos de maldad humana, quiero ayudarlos, en serio, pero no puedo si el cuerpo de su amigo ya tiene un año de putrefacción. Tendrían que cambiar ese cuerpo por otro para que el nuevo le dé todo lo que le falta al anterior. A veces hacen falto dos o tres cuerpos más.

- Mercancía, como un trueque- Zizhen sonrió en grande, frotando sus manos en sus hombros.

- Incluso eso se escuchó cruel, pero sí "cambiar mercancía" como un trueque.

- Bien- Jingyi sacó un pequeño libro de su mochila, lanzándolo hacia Zizhen- ¿Qué clase de mercancía?- Por primera vez, tal vez en décadas, el demonio se sentía curioso, emocionado.

Abrió el libro, un anuario escolar. Su risa, antes leve por la emoción, resonaba por toda la bodega, sonoras carcajadas salían de él con gran regocijo.

- ¡En serio quieren verme contento! ¡Bien! Escojo a estos tres, su amigo pesa casi setenta kilos y mide más de un metro setenta, necesitará demasiada vida y carne para recuperarse. Recuerden, entre peor sea su muerte, mejor- Arrancó la página y encerró a las tres personas que le entregarían.

- Escogió bien, eran los brabucones de mi preparatoria- Espetó Jin Ling, tomando el libro de vuelta.

- Quiero algo más- Repentinamente dejó de reír, para acercarse tres pasos más hacia ellos- Quiero a Wei Wuxian.

Habían cantado victoria demasiado pronto, suspiraron resignados y Jin Ling fue el primero en protestar.

- ¡¿Porqué él?! ¡¿No puedes escoger otro del anuario?!

- ¡Lan Sizhui aún me debe a un cliente!- Su voz imponente no les permitió seguir quejándose- Vamos, que no será tan difícil-Solo como un ser inhumano puede hacerlo, su expresión escalofriante cambió a una delicada y amable sonrisa- Andando antes de que mi emoción desaparezca.

Soltaron el aire retenido en sus pulmones para luego dar la vuelta y salir del lugar.





























Prepárense para lo bueno

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博物馆|✞𝓜𝓾𝓼𝓮𝓾𝓶✞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora