HISTORIAS Y ONE-SHOTS// LOKI Y TU (+18)

#12. SEDUCCIÓN (Parte 2)

—Pues era lo que parecía...

—No, no lo era, únicamente quería hablar, nada más.

—¿Y de qué querías hablar? Si se puede saber.

—Pues... No sé, ¿Por qué tienes este trabajo? No parece propio de alguien como tú.

—¿Y cómo es alguien como yo?

—Eres inteligente, te lo noto, podrías dedicarte a otra cosa.

—En eso estoy, estoy a un último trimestre de acabar mis estudios en ingeniería aunque... —no podía acabar la frase y, de todas formas, a Loki no le incumbía.

—¿Ingeniería? Stark es ingeniero ¿Me equivoco?

—No, no te equivocas.

—Bueno... en tres meses te graduarás y tendrás un trabajo mejor.

—No, no podré hacerlo... —le dije, y Loki me miró como si estudiara la situación.

—¿Por qué? ¿Es por dinero? —me preguntó—. Yo podría darte lo que necesites.

—No necesito tu caridad —le dije a la defensiva.

—No es caridad, te ofrezco un préstamo.

—¿Uno de esos préstamos que te vinculan de por vida? —le pregunté sarcástica.

—No, no es como el que te ofrecen los bancos u otros prestamistas con altos intereses, aquí no tendrás ninguno y podrás devolverlo según vaya variando tu situación económica en cada momento, sin presiones. Aunque, si te ficha Stark en sus filas, estoy seguro de que podrás devolverlo desde el primer mes que trabajes.

—Eso si me contrata, ya le mandé un prototipo de mi proyecto y nunca obtuve respuesta.

—Yo puedo hacérselo llegar.

—¿Cómo? Que yo sepa no es que seáis muy amigos —le dije, ya que no era ajena al hecho de que Stark tampoco se fiaba de Loki.

—Pero tengo contactos.

Medité aquella propuesta, era demasiado tentadora, demasiado buena para ser cierta.

—¿Por qué harías algo así? —le pregunté.

—Porque siento curiosidad hacia ti, no he podido evitar fijarme en lo fuerte que eres. ¿Nunca te has preguntado si eres una humana normal y corriente?

—¿Y qué voy a ser si no?

—No lo sé, y es lo que quiero averiguar. Aunque, en realidad, el motivo principal por el que te ayudo es por el hecho de que me atraes.

—¿Que te atraigo? —le pregunté con mis mejillas encendidas.

—Así es, y sé que yo también a ti, es algo mutuo.

—No me atraes en absoluto —le mentí.

—Ah, ¿no? —me dijo con una media sonrisa en la cara.

Su mirada, su sonrisa, todo él me atraía, pero no quería sucumbir, pues si lo hacía, ya no tendría escapatoria. Sin embargo, mi cuerpo no hacía caso a mi cerebro y este comenzó a estremecerse mientras el calor del deseo me inundaba.

—¿Con esto tendrás suficiente? —dijo poniendo un fajo de billetes en la mesa.

—Es demasiado...

—Tómalos igualmente —me dijo.

—No vas a comprarme con esto.

—Tampoco lo pretendo, ya te dije que lo de ayer fue un malentendido, jamás he pagado por una mujer y esta no es una excepción. Esto es un favor que te hago sin pedirte nada a cambio, tienes mi palabra. El deseo que siento es algo aparte de esto y no voy a dejar de intentar seducirte hasta que te entregues a mí.