•𝐒𝐎𝐋𝐎 𝐂𝐎𝐍𝐅𝐢́𝐀• || CARL GRIMES || [TWD]

CAPITULO 4

La simple felicidad

Tyreese toma a Judith de mis brazos y le baja la delgada playerita que se le ha alzado solo un poco dejando ver la suave y pálida piel de la pequeña.
Estiro mis brazos para descansar del peso sintiendo alivio mirando a Melody rascando la madera de las bancas con su cuchillo solo por diversión.

El ruido de la madera en lo único que se escucha por el lugar de cuatro paredes acompañado de cristales de colores, irrita levemente mis oídos, pero no es algo que me molesta. El silencio es aburrido.

Carl camina a la oficina y saca una canasta grande de color beige. Hay latas vacías dentro, así que las quita dejándolas a lado de las bancas. Me siento en la banca que está atrás de la suya y recargo mi barbilla en la de enfrente viendo lo que hace como si fuera una distracción. Pone los pequeños trapos encima convirtiéndola en una mini cuna para su hermana.

Tyreese se acerca al darse cuenta de eso y la acuesta con suma delicadeza verificando si le ha gustado. Ella se queda quieta y los tres sonreímos con ternura al verla quedarse quieta disfrutando de la comodidad que si hermano le ha preparado.

Me dejo caer hacia atrás en la banca y Carl rodea la de enfrente para llegar a mi lado. Tyreese toma la canasta y se aleja mientras le hace cariñitos a la pequeña en voz baja. Desde acá se pueden escuchar como balbuceos. Levanto mis piernas y las apoyo en las suyas para tenerlo más cerca. Baja sus ojos a mi manga rota y hago una mueca sin importancia.

—Se rompió cuando escapamos de Terminus. Solo espero que me traigan una playera y no me importa el diseño.

Alzo la mirada al techo a golpe y luego cae en su sombrero que lo carga puesto. Cuido los hilos sueltos para que no se rasgue más. Carl toca uno que vuela en el aire y lo tomo para meterlo y cuidar de que no se suelte. En un segundo su risa plena se escucha algo fuerte.

—Sería gracioso que tuviera un dibujo ridículo. Verte pelear con caminantes y una playera ridícula es algo que ni en mis sueños lo imaginaria

Empiezo a soltar la risa contagiosa al imaginarme tal barbaridad. Mi cuerpo se inclina hacia delante un poco, él vuelve a hacerlo, solo que la mía es más escandalosa al grado de sentirme aborchonada. Las mariposas en el estómago revolotean como locas, tanto que mi cuerpo se siente tembloroso.

Las risas se van apagando poco a poco hasta que el chiste deja de tener sentido. Muy rápido. Regreso a tocar los hilos preocupada de que más se suelten y cuando noto el silencio vacilo un poco.

Creo que pasan minutos y ninguno de los dos volvemos a decir nada. Él se concentra en mirar al exterior por las escaleras de la iglesia viendo a Melody y Rosita hablar como si fueran mejores amigas.

—Le dije a Daryl sobre nosotros —digo con una calma que a mí misma me sorprende.

Su sonrisa se desvanece poco a poco hasta que él retoma un gesto pálido. Pareciera que le he aventado una piedra de gran tamaño. Frunzo el ceño por esa reacción, sonrío con calma para animarlo asimismo se inclina hacia atrás solo un poco.

Daryl es mi amigo y ocultar esto no me gustaría porque esto es importante para mí. Aún así lo hubiera descubierto. Cabe mencionar que su reacción fue una decepción ¿Solo tocarme el hombro? ¿Qué es eso? Porque no lo considero algo positivo.

Miro a todos lados lentamente para percatarme que alguien no nos vea. La piel de Carl está más clara que de costumbre y eso preocuparía a cualquiera que estuviera por aquí. Compruebo que estamos solos. Solo nosotros dos, así que dejo escapar el aire por la nariz.