Capítulo 38.

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Perdí la noción del tiempo mientras miraba a mis pequeñas princesas, sentía tanto orgullo por ser una completas guerreras porque de esta saldríamos todos juntos. La enfermera que me acompañaba y contaba como sería el proceso de ahora en adelante, me había sugerido que el calor de los padres ayudaba a agilizar el tratamiento, así que explicando cómo debía hacer trajeron una sillón, me sentaron, obligaron que abra los botones de mi camisa dejando mí tórax lleno de tatuajes y ahí fue cuando ella sacó con sumo cuidado a Tassia primero para colocarla en mi pecho justo en el centro de mi corazón, escuchar los latidos del corazón los estimula, más si es de su madre, pero como Danna no podía acceder a este lugar todavía era mi deber cuidar de nuestras hijas hasta que ella pueda tenerlas de la misma forma.
Las gemelas son tan pequeñas, que tenerlas en mi pecho me daba cierto temor, tenía miedo que hacer algo y lastimarlas, pero para mí suerte fue todo bien, Tanya era la más pequeña, su peso no alcanzaba ni el kilo y medio, además que la sentía como la más mimosa porque Tassia se quejaba mientras la tenía, me hizo pensar muchas que lo hacía mal, pero la enfermera me repetía que venía bien solo que la niña al parecer era la más gruñona y demandante.

Ya en mi vida tenía un gruñón y demandante, podría con ella o con las dos. Los Sokolov por naturaleza somos gruñones, más si salen con mi carácter, mi karma estaba en manos de mis hijos.

— Puede venir cuando quiera, señor Sokolov — dice la enfermera cuando me despido.

— Espero que la próxima vez sea con su mamá — acoto saliendo del área neonatología justo para encontrarme con Gavriel que me observa con diversión.

— Los esperamos a ambos — se despide cerrando la puerta hermética.

— ¿Conquistando a las enfermeras? — inquiere con diversión mi hermano.

— No es mi culpa que tenga un encanto natural — argumento haciéndole señas para que me siga así vemos a través de esos cristales a mis pequeñas.

— El encanto natural que tenemos todos los Sokolov, que seguro esas niñas han heredado — comenta Gavriel. — Así que ellas son Vasec y Tomia — bromea haciendo que lo mire de la peor forma.

— ¡Mira que eres bruto! — escuchamos la voz de Alexia que se acerca a nosotros y mira mal a su esposo.

— Ese nombre les queda lindo — argumenta mi hermano haciendo que ruede los ojos.

— Déjame ver a las pequeñas Sokolova — pide empujando a su esposo para ser ella la que está a mi lado y entonces marco el lugar donde están las niñas. — Te felicito Gauss, eres y serás un gran papá — agrega dándome un fuerte abrazo.

— Gracias Lexie — acoto. — Sus nombres son Tassia y Tanya, aprendete sus nombres — le hablo directamente a mi hermano.

— Hermosos nombre aunque .... — él quiere refutar pero la mirada que le dedica mi cuñada en ese momento le hace cerrar la boca.

Gavriel podía tener el poder supremo, ser el rey de la Bratva y uno de los mafiosos más temidos, pero cuando Alexia Sokolova daba un ultimátum hasta el rey huía despavorido con tal de no cargar con el enojo de su amada esposa. Mi cuñada había domado bastante bien al señor me llevo  el mundo por delante, mi hermano no es el mismo desde que fue a conquistar a su reina de nuevo y esta faceta de él es mucho mejor que la de años anteriores. Cómo dice la frase detrás de todo gran hombre siempre hay una gran mujer, ellos pegaban absolutamente con esto.

— Necesito dos guardaespaldas custodiando este lugar, debo ver a Danna y cuidar de ella — comento suspirando. Espero que me dejen verla, con unos minutos me conformo.

— Déjalo en mis manos — sentencia mi hermano. — Debes hablar con los niños porque están preocupados — agrega recordando de nuevo que ellos habían venido conmigo para ver a su madre, pero con la urgencia en que se desarrollo todo no tuve tiempo ni de explicarle lo sucedido.

Redimirse (2° SAP) Where stories live. Discover now