JAYDEN [BETRAYED #3]

01: 𝓝𝓮𝓶𝓮𝓼𝓲𝓼

Entrar a la mafia fue una de las mejores cosas que pude hacer. Yo sabía que no pertenecía al mundo de los universitarios, ni los estudios. Nada de eso me llamaba la atención, por eso me aferré a la mínima oportunidad de entrar aquí. Con solo imaginarme matando me corría una adrenalina impresionante por las venas. Ser el mayor de los tres hermanos me proporcionaba ventaja, porque la mayoría de las veces me quedaba a cargo de ciertos asuntos.

Faltaban dos días para asistir a una gala de premios en la que se iban a filtrar mafias para volver todo eso una locura.
¿Por qué?
Porque en esa gala se habían infiltrado varias mafias rusas para traficar armas.
¿Quién se resistía a eso?

- Jayden.- mi padre me llamó.- Hay que entrenar.- dijo vendando sus nudillos.

- ¿Y Kai? ¿Tirándose a tías por ahí? - reí.

- Tu hermano no se tira a tías, él las trata distinto a como tú lo haces.- me miró aburrido. Y me hice el ofendido.- Por favor, pero si eres un capullo nato, ¿llevas la cuenta siquiera? Apuesto mi Beretta a que te recorriste media Sicilia.

- Vale, suficiente.- dije poniendo cara de asco.

Si apostaba su Beretta iba en serio y es cierto, no llevaba la cuenta pero jamás lo admitiría ante mi padre, no le daría ese placer.

Se metió en el ring del gimnasio que teníamos en casa y que habíamos montado para entrenar y evitar ser emboscados. Mi madre lo quiso así. Siempre ha puesto nuestra protección ante todo.

- ¿Listo Jaydi? - sonrió maléfico.

Solo una persona en el mundo me llamaba así.
Solo a ella le permitía llamarme por ese apodo estúpido.

- Siempre. - sonreí de su misma manera.- Pero como me vuelvas a llamar Jaydi juro que no tendré compasión contigo, padre.

Mi padre atacó fuerte y conseguí esquivar el golpe, haciendo él lo mismo de mi parte.
El siguiente no logré esquivarlo, había atestado un golpe en mi costado.

- Vamos picaflor, ¿no tienes nada para mí hoy? - me estaba provocando y lo sabía.

- ¿Papá, tanto te aburres que tienes que picarme? - él rió negando con su cabeza y aproveché eso para atestarle un golpe en su abdomen.

Pero claro, Jaden Hossler no se rendía.
Segundos después recibí dos golpes en la mandíbula.
Mi padre y yo sabíamos que no nos hacíamos daño, solo nos dábamos con la fuerza suficiente para simular una pelea y estar entrenados.
O más bien, que sus hijos estuviesen entrenados.

- ¿Ya hablaste con tu madre? Sabes que si quieres ir a esa gala para coger las armas tendrás que seguir unas reglas.- preguntó mientras analizaba mis ataques.

- Lo haré.

Esas estúpidas reglas nos perseguían desde...

- ¿Hablando de mí? - mi madre entró al gimnasio enfundada en su ropa de deporte y acompañada de Blair a su izquierda, con la trenza que le caracterizaba siempre que iba a entrenar y mi hermano Kai a su derecha, con armas. Supongo que iría a la zona de puntería.

- Te ves preciosa.- le dijo mi padre y ella sonrió divertida.

A mi padre literalmente se le caía la baba siempre que mi madre estaba cerca y la admiraba con la mirada casi devorándosela, a veces me daban asco. ¿Cómo podía alguien enamorarse tanto de una mujer?
Cuando yo lo único que obtenía de ellas era solo placer y tenía claro que jamás sería capaz de mirar a alguien como Jaden Hossler miraba a Gabriella Hossler.

Sonreí perverso cuando vi mi oportunidad ante mis ojos.

- Papá, la baba.- hice una seña a su boca y me miró fulminándome. Me lancé sobre mi padres y quedé encima de él en el suelo del ring.