4. Un símbolo

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El día siguiente llegó. Aquella mañana sí que fue muy movida, con los aires más calmados pero bastante sol. Nos levantamos temprano para iniciar nuestros deberes, y como nos pondríamos en marcha al anochecer, yo aproveché para seguir con los entrenamientos de arquería, ya eran pocos los que faltaban por aprender.

Estábamos ya fuera del campamento, cielo despejado como siempre, y vistas desoladas del páramo; eran seis integrantes los que aun faltaban por completar ese entrenamiento. Y ahí estábamos todos, aguantando el sol mientras volvía a colocar las dianas improvisadas.

—¡Están cerca de pasar, no se desanimen! —les dije luego de ver sus caras, se veían con pocas ganas.

No me respondieron, tan solo asintieron un poco, intentando no verse tan cabizbajos. Sentía algo de pena por ellos, no debe sentirse muy bien retrasarse tanto en los entrenamientos de grupo; debía intentar animarlos más.

—¿Tú también batallaste tanto en aprender? —me preguntó uno de ellos.

A lo que yo me sorprendí un poco.

—Pues no lo sé. —dije sencillamente mientras colocaba las últimas dianas.

—¿Cómo que no? —volvió a preguntar.

—Hay cosas que se olvidan, y más si no hay con quién competir. —dije para no ahondar mucho en mi amnesia.

—Supongo... —dijo extrañado.

Se seguían viendo desanimados, debía pensar en algo rápido, incluso sentía un pequeño dolor en la cabeza. Terminé de colocar las dianas, estaban puestas de manera estratégica para ver más de un objetivo, para lograr pasar la prueba debían acertar a los blancos mientras ellos estaban en movimiento, no valía estar quietos. Se colocaron en fila con sus arcos ya preparados esperando mi señal.

—Y... ¡Comiencen! —les indiqué.

Y el primero en la fila comenzó a entrar en movimiento apuntando a las dianas.

—¡Entren en calma! Esa es la clave para la buena puntería. —les dije mientras los veía pasar de uno por uno. —No hay nada más peligroso que un arquero a distancia, con un buen arco, y buena puntería. —les dije esperando inspirarlos.

Varios lo intentaban, a todos se les dificultaban las dianas más alejadas; así que tenía que corregir sus posturas al apuntar.

—¿Es verdad eso que dijiste, Link? —me preguntó un integrante de cabello negro largo.

—Sí. Es como un Centaleón, es casi imposible huir de su puntería. —dije recordando momentos de mi aventura.

—¿Y cómo te proteges de las flechas? —preguntó curioso.

Yo lo miré y sonreí, recordé aquellos primeros momentos en batalla al enfrentarme a los largos disparos de los Centaleones.

—Corriendo y esquivando, y si no son elementales, con el escudo.

—Ya veo, ya... Lo típico. —dijo pensativo.

—En esos casos solo queda esperar una oportunidad y contraatacar. Es lo que sigue luego de que logren esto. —le dije con una sonrisa.

—Pues lo intentaré, tengo que demostrar que puedo con esto. —dijo viendo los intentos de los demás.

—Sí... ¿Cómo te llamas? —pregunté curioso.

—Soy... Tynel. —dijo extrañado. —Mi esposa es amiga de tu esposa.

Fue ahí donde conecté varios puntos, Apaya la había mencionado antes.

Recuerdo de un Reino [#2] - Link x Apaya - TLOZ Breath Of The Wild +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora