El mapa

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┅┅━━━━ ۵ ━━━━┅┅𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 XXIII┅┅━━━━ ۵ ━━━━┅┅

Como había sido de esperar, Rose había puesto el grito en el cielo y les había repetido más de una vez la locura que suponía buscar eso que ni siquiera sabían donde estaba, claro que aquello no era del todo cierto

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Como había sido de esperar, Rose había puesto el grito en el cielo y les había repetido más de una vez la locura que suponía buscar eso que ni siquiera sabían donde estaba, claro que aquello no era del todo cierto.

La noche en la que encontraron el libro, también encontraron un mapa. Obviamente, Scorpius no sabía de aquello y desconocía aquel pergamino que había escondido entre las páginas amarillentas del grueso tomo.

Aquella fue una extraña noche sin lugar a dudas. Había ido a su cuarto acompañado de Scorpius como de costumbre, y mientras rebuscaba en su baúl para buscar la túnica con el emblema de su casa, había encontrado una nota en su cama. Alguien los había escuchado. Había sido imprudente ir a la biblioteca a conocer a aquel desconocido que quería ayudarlos, pero el misterioso escritor de la nota no se había presentado, y entre la noche ya entrada, la media luna brillando en el cielo y las estrellas observándolos como ojos en el firmamento a través de los vidrios de la biblioteca, habían encontrado aquel misterioso libro.

Scorpius, a diferencia de Rose, tenía mucha, muchísima curiosidad sobre el tema, (y Rose, pese a que la muchacha no lo quisiese reconocer, también le quitaba el sueño por las noches) y las dos semanas que siguieron a su encuentro en el lago, los tres se encerraron en la biblioteca, Scorpius investigando, Rose disipando la loca idea de ir a buscar ese artefacto, y él, con disimulo y cuidado, intentaba buscar un mapa que se asemejase al que guardaba con tanto mimo. Pero ninguno se le parecía.

No era que aquel mapa no fuese detallado, no, en absoluto, era un mapa detalladísimo, con caminos y nombres, pero no lo encontraba en ningún otro mapa de la escuela, y sabía que era de la escuela porque sobre el mapa había un gran letrero que rezaba "HOGWARTS" justo al lado de una rosa de los vientos.

Tal vez su obsesión había llegado demasiado lejos, pero se había cansado de sentirse culpable por lo ocurrido y ahora, y el ácido que subía por su garganta cuando pensaba en aquella noche y en Kesos, ahora invadía su cuerpo con el pensamiento de que tan solo estaban a unos pasos de frustrar los planes de aquel individuo.

En un comienzo no podía quitarse de la cabeza el nombre de Rómulo Kesos, pero finalmente una mala obsesión había hecho a un lado todo el trauma de aquella noche. Un trauma que en ocasiones lo acompañaba en las peores de sus pesadillas.

—Albus,— llamó su prima por quinta vez en dos minutos. Albus rodó los ojos, Kesos había intentado matarlo, había dañado a Dominique y por consecuente a Leo. No iba a quitarle la idea de frustrarle los planes a ese maniaco. —deberías decírselo a tu padre.

Albus dejó de golpe el libro que había tomado sobre la mesa, ocasionando un gran estruendo que dejó a su prima sin habla. Recordó que los hermanos de Félix tampoco le habían contado a su padre lo hallado aquella noche. Sí, sin duda había cosas que los adultos no debían saber.

El Orbe de Merlín || Tercera Generación IWhere stories live. Discover now