Todos los personajes pertenecen a JK Rowling, y por consiguiente a la saga de Harry Potter, Animales Fantásticos y datos e historias de Pottermore.
Los hijos de aquellos que salvaron Inglaterra una vez son ahora los protagonistas de su propia aventu...
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Tembló bajo las sabanas toda la noche. Cerró las cortinas que rodeaban su cama y se encogió sobre sí mismo hasta que se rompió y aprovechando la relativa soledad y el aislamiento que le proporcionaban las cortinas verdes que lo rodeaban, se echó a llorar en silencio. Las lágrimas saladas bajaron por su nariz al mismo tiempo que luchaba por respirar sin hacer mucho ruido. ¿Por qué todas aquellas cosas le tenían que pasar a él? ¿Por qué no podía estar con el resto? ¿Qué había hecho para que le colocasen allí?
—¿Cual es tu problema Malfoy?— escuchó que decía la voz de uno de sus compañeros de cuarto. —Mira que juntarte con ese desgraciado.— el muchacho soltó una fuerte carcajada y fue seguido de quien sabía que se llamaba Vicent Goyle.
Se encogió más sobre sí mismo y lloró amargamente lamentando su suerte, escuchando como sus compañeros se burlaban de él y mandaban indirectas a Scorpius hasta quedarse dormido.
No soñó aquella noche, pero durmió mal y poco. Cuando se levantó tenía la almohada empapada, fruto de sus lágrimas. Le dio un puñetazo frustrado y volvió a desmoronarse sobre esta, dejando que las lágrimas volviesen a salir silenciosas y durmiéndose nuevamente entre tímidos sollozos.
Finalmente se levantó con los ojos hinchados y la boca seca con el estruendoso sonido de un despertador. Abrió los ojos, y por los pliegues que dejaban las cortinas, se filtró la luz verdosa del lago que sabía que correspondía a la de la mañana.
Escuchó a sus compañeros prepararse con prisas entre maldiciones por parte de Goyle y el otro de la risa. Jericho Flint, rió tres veces esa mañana al soltar tres bromas burlándose de él. Goyle lo acompañó y por educación o tal vez porque sus padres fueron amigos en el pasado, le pregunto a Scorpius si bajaba con ellos. Sabia que Draco Malfoy era despreciado por todas las clases de magos, unos por traidor a Voldemort, y otros por ser mortífago.
Encogido y arropado en sus mantas, oyó al último muchacho con el que compartían cuarto. Se arreglaba con parsimonia y pudo oír el cerrar de una mochila, indicando que su compañero se marchaba.
—El pasado a veces deja más huella de la que queremos ¿eh?— escuchó al joven tímido. Intentaba romper el hielo con Scorpius. Albus se abrazó a sí mismo, conteniendo nuevamente las lágrimas. —Soy Iratus Selwyn, por cierto.
—No hace falta que me presente ¿verdad?— preguntó Scorpius. Albus reunió valor y se acercó a los pliegues de las cortinas por el que entraba la luz y vio a Scorpius con una sonrisa tímida, al igual que a Selwyn, un muchacho pelirrojo de ojos tristes.
—Dile a Potter que no les haga caso, son idiotas, pero creo que ya lo sabes.— Scorpius asintió. —¿Quieres venir?— preguntó agradable. Albus esperaba que Scorpius dijese que sí, ya estaba preparado, con la túnica ya puesta y la mochila con los libros a los pies de la cama donde estaba sentado, al lado de la suya. Pero negó con la cabeza.
