Capítulo XXII

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POV Dylan Walsh

Había escuchado toda la discusión de Daniela y Poché, y sabía que no era seguro para mí quedarme en esa casa.

Valentina era muy importante para mi hermana, y sabía que la verdad haría que automáticamente me odiara y quisiera desaparecerme. Pero todavía no era el momento de eso.

La próxima vez que tenga a Daniela en frente es porque todo se iba a repetir. Le haría a Poché, lo mismo que le hice a su hermana hace años, y me divertiría mucho en el proceso.

Tomé en mis brazos el cuerpo inconsciente de Poché, y la llevé hasta mi auto. La coloqué en el asiento trasero, de manera que quedase acostada.

Con unas esposas aseguré sus manos, y con una no tan gruesa soga amarré sus pies, para que en caso de que despertara, estuvieran inmovilizada.

Manejé hasta la salida de la mansión, y justo en ese momento iban entrando Frank y Laurel, ambos me miraron extrañados.

-¿Saldrás a esta hora?- preguntó la chica de ojos claros cuando bajé la ventanilla del coche.

-Sí. Escuché a Daniela y Poché discutir y me sentí incómodo, mejor me voy.- respondí un poco nervioso cuando sentí la mirada intensa del tal Frank.

-Que raro. Poché nos dijo que se acaba de ir, por lo tanto ya no están discutiendo. ¿A dónde vas?- me cuestionó el hombre, y no supe que responder.

-Amor, déjalo. Él tiene derecho a ir donde quiera.- le dijo Laurel en tono de regaño- Nos vemos luego, Dylan.

Asentí y seguí conduciendo hasta salir de la propiedad de Daniela.

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Manejé por alrededor de cincuenta y cinco minutos hasta llegar a mi destino. Una casa casi a las afueras, donde se estaba quedando Germán.

Bajé del coche, y abrí la puerta del asiento trasero para sacar a Poché, quien paracía aún estar inconsciente. Pero cuando me agaché a tomarla sentí como pateó fuertemente mi estómago.

-¡¿Suéltame ahora mismo, maldito imbécil?!- me gritó, mientras se zarandeaba tratando de soltarse pero era inútil.

-Poché, Poché, Poché...- canturreé su nombre con una sonrisa- Definitivamente contigo tendré que tener más cuidado. Eres una verdadera fiera.- me acerqué a ella- Incluso más que tu hermana. Ella era muy dócil, creo que por eso fue más fácil hacerle lo que le hice.- vi sus ojos llenarse de lágrimas, pero su mirada se mantenía llena de ira.

-¡Eres un hijo de puta, Dylan!- volvió a gritar.

-Lo sé, hermosa. Ahora necesito que no te muevas, o te dejaré inconsciente de nuevo.- cuando intenté acercarme volvió a golpearme con sus pies.

-Te voy a matar.- dijo y me reí.

-Maldita idiota.- golpeé dos veces su rostro con el puño cerrado.

La cargué cuando dejó de forcejear, y la llevé a una de las habitaciones de la casa. La coloqué sobre la cama, e inyecté un sedante en su brazo. Lentamente sus ojos se fueron cerrando y sonreí cuando la vi dormida.

Fui hasta el interruptor de la luz, y la apagué.

Caminé de nuevo hasta estar cerca de ella, y acaricié sus piernas lentamente.

-Al fin...- susurré sonriendo.

Su blusa fue la primera prenda de ropa que le quité.

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POV María José Garzón

Me dolía el cuerpo.

Mis brazos estaba entumecidos y tensos.

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