Capítulo VII

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POV Daniela Walsh

Daniela Walsh es una asesina.

Miraba la foto de aquel cartel por enésima vez. Y mientras más la miraba más nerviosa me ponía, pero no debía demostrarlo.

No sabía quien estaba haciendo eso. Pero quien fuera quería acabar por completo con mi vida. Y por supuesto que no lo permitiría.

-¡¿Saben cuántos malditos millones de dólares acabamos de perder?!- le grité a los de seguridad, que me miraban con notables nervios.- ¡¿Se dan cuenta de todo lo que su estúpida ineptitud provocó?!

-Señora, no sabemos que fallo hubo, le juro que todo parecía bajo control.- dijo el jefe de ellos.

-¿Parecía bajo control?- lo miré a los ojos. Si pudiera matarlo en ese momento lo haría, y así le daría un poco de verdad a ese cartel- ¡Obviamente no lo estaba, imbécil! Mi edificio se quemó casi en su totalidad mientras habían mas de ciento cincuenta trabajadores adentro. ¿Me puedes explicar como entra alguien, apaga las alarmas, cierra las malditas puertas, le prende fuego a todo y luego escapa sin que ustedes se den cuenta?- todos en aquella sala se quedaron callados- ¡Respondan, maldita sea!

-Mi amor, tranquilízate. Todavía no te recuperas por completo y esto te hace mal.- dijo Poché y besó mi mejilla para calmarme- Además estamos en casa y el niño está aquí, se puede asustar.- asentí con la cabeza y respiré profundo.

-Aún estamos investigando, señora. No se preocupe.- dijo el imbécil del jefe.

-¿Qué no me preocupe?- solté una risa irónica- ¿Acaso tu vas a pagar los veintidós millones de dólares que acabo de perder?- tragó en seco- ¿O acaso vas hacer que mágicamente se recuperen todos los heridos que hay?

-Lo siento, señora.- bajó la mirada.

-Que lo sientas no me sirve de nada. Tú y todo tu equipo están despedidos.- estuvieron a punto de protestar pero los interrumpí- Le dan su testimonio a la policía y se desaparecen. Gracias por nada.

Se fueron, y golpeé la mesa del escritorio con fuerza. Vi a Poché dar un salto de susto por el sonido inesperado.

-Perdón.- ella solo sonrió.

Casi nunca sonreía así, tan genuinamente. Amaba que lo hiciera. Mi esposa tenía la sonrisa más hermosa del mundo.

-Creo que la edad ya te está afectando. Estás muy gruñona últimamente, Walsh.- comencé a reír, y sentí una punzada en mi abdomen, como reflejo llevé mi brazo al lugar con una mueca de dolor.- ¿Estás bien? Te dije que todo este estrés te hace mal. Aún los golpes son recientes, mi amor.

Caminó hacia mí y acarició mi rostro y sonreí. Me sentía feliz recibiendo tanto amor de su parte. La tomé de la cintura con mi mano libre y besé sus labios. Puso sus manos alrededor de mi cuello y succionó mi labio inferior deliciosamente.

Trece años y todavía me volvía loca que hiciera eso.

-Puedo tener cien años, pero aún así seguiré amándote y deseándote como la primera vez.- susurré y vi un leve brillo en sus ojos, y eso me emocionó.

Siempre sentía emoción con cada mínimo detalle de ella que me demostrara que me quería, así fuera solo un poco.

No me importaba cuanto, pero el hecho de que sintiera algo por mí, podía hacerme feliz para siempre.

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POV María José Garzón

Siempre me amaría como la primera vez.

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