Siento que nunca saldré de aquí.

Aunque solo de imaginarme la boca de Black en mi sexo hace que quiera quedarme toda la vida aquí.

Es que cuando hace círculos en mi clítoris el malditamente placentero, cuando succiona, cuando sin pudor disfruta de mis jugos.

Tengo que concentrarme y enfocarme en que necesito información.

De repente escucho voces afuera del estudio. Comienzo a poner todo en su lugar y me siento en el sofá.

La puerta se abre y entra Odette junto con su hermano Edward.

—Maisie, ¿qué haces aquí? —pregunta Edward.

Sus ojos grises se encuentran con los míos. Es como si viera una tormenta a través de sus ojos.

Pienso rápido, necesito una buena excusa.

—Espero a tu hermano —miento tranquilamente.

Odette se acerca a mí muy peligrosamente, aunque noto cierta sorpresa en su expresión.

—¿Tus ojos no eran marrones?

Su pregunta me causa risa.

—Obvio que lo son, ¿por qué lo preguntas? —sigo riéndome. Su hermano también tiene la misma expresión que ella.

—Es mejor que lo veas por ti misma —saca algo de su bolso y lo abre, es una cosa de esas de maquillaje. El objeto tiene un espejo.

Ella me lo entrega y yo lo tomo entre mis manos.

¡¿Pero qué mierdas pasó?!

Lo veo y se me es difícil de creer.

¿Cómo es posible? ¿Es esto una broma? ¿Estoy soñando?

El iris de mi ojo izquierdo se está volviendo un poco más opáco, como si la melanina que tengo en mi iris se está disminuyendo poco a poco. Con el segundo pasa lo mismo, pero una parte de ella se mantiene intacta.

¿Es esto posible?

¿Será que Black hizo algo mientras estaba dormida o algo así?

Siento una punzada en mi sien y de repente me aborda un dolor de cabeza. Me martillea a la vez que es punsante.

No veo nada, todo se vuelve oscuro.

                           🍷🍷🍷     

No seas, así gitana—la voz de un adolescente llega a mis oídos—. Tienes que venir conmigo al baila, ya sabes que conseguir pareja a última hora en la Academia es muy difícil.

Veo a una chica, con mis mismos rasgos.

Tiene un ojo gris y su otro ojos es de color verde, pero se nota una pequeña mancha marrón en su ojo verde.

¿Soy yo?

—Deberías decirle que sí, Maisie. No hagas sufrir a Jordan —dice la extraña chica.

Se me hace familiar, como si ya la hubiera visto. Tiene rasgos similares a los míos.

Es una yo pero un poco más grande.

—No me pongas presión, el hecho de que a mis trece años haya subido de nivel, no significa que pueda andar con chicos —¿soy yo? Pero si toda mi vida la he pasado con mi familia.

¿Subir de nivel?

No estoy entendiendo nada.

—Puedes invitar a otra chica al baile—le dice mi versión más pequeña—. Nina siempre está disponible, al igual que Kasumi, Sheryl y Arlette.

INEFABLE Where stories live. Discover now