"Hay que proteger el libro mientras se escribe"
- Patricia Highsmith
Miguel ya no era el mismo que conocía, este Arcángel superaba mi poder en cualquier aspecto y con justa razón, poseia 2 Gracias y una vez que un angel posee 2 o mas, esas mismas Gracias pueden hacer efecto en cualquier ángel sin necesidad de que este haya asesinado a alguien como lo fue en el caso de Satanael.
Por lo tanto, me estaba derrotando con mucha facilidad. Fue una batalla que parecia interminable. Caí en su Gracia del Miedo y sus ataques con el Fuego Divino me quemaban intensamente. Yo yacia en el suelo, cansado, agobiado, incrédulo.
—Miguel, ya basta, por favor...
—Oh, ¿qué pasa, Samael? ¿Acaso tienes miedo de morir? Te dije que te superaria, en estos momentos soy el doble... no, el triple de poderoso que tú.
—¿Por qué quieres matarme?
—¡Porque estoy cansado de ser tu sombra!, siempre fuiste el favorito de nuestro padre, te dio la espada, esa espada que todos sabian que debia ser para mi ¿y qué fue lo primero que hiciste cuando te la dio? La absorbiste para que nadie mas la pudiera tener y ahora ni siquiera tu puedes usarla a tu favor, con ella en tu mano tendrias una gran ventaja sobre mi y, oh, lo olvidaba, despues de que te dio todo te atreviste a rebelarte contra el, tú y tu puñado de inservibles... tú no mereces nada de lo que tienes, siempre piensas que haces lo mejor y te creeiste desde siempre superior a todos, "soy el angel mas hermoso", "soy el angel mas fuerte"...pues escucha esto, hermanito, yo, Miguel, jure que nunca volveria a ser mas débil que alguien y hoy yo soy ¡EL LIDER DE LOS ARCÁNGELES!... Arde... —
Quemó mis alas...
Entendi por qué vi fuego y obscuridad en los ojos de Miguel, eran totalmente un presagio.
De las alas de un Ángel es de donde proviene al menos el 70% de su poder, el otro 30% viene de su habilidad e inteligencia que juntos te dan la fortaleza para luchar y las Gracias pueden doblar o triplicar ese poder, dependiendo de la habilidad y control que tenga el usuario sobre ella.
Mientras luchábamos, en el Reino ya habían sido capturados todos los ángeles que pelearon en mi bando, eran custodiados por los Arcángeles y solo estaban a la espera de que Miguel me llevara hacia allá.
Una vez que mis alas dejaron de arder solo quedaban unas horribles y deformes alas rojas y gruesas, estaba muy lastimado, muy debil, solo perdí el conocimiento.
Cuando desperté, todos mis ángeles estaban atrás de mi, de rodillas, y en frente estaban los 7 Arcángeles, la oscuridad que se sentia era inconmensurable, una vez mas sentí ese oscuro frio; detrás de ellos, nuestro padre y El Ángel Supremo. Sabia que el fin habia llegado, al menos moriría sin ver las atrocidades que vivirian nuestros segundos hermanos... pero pareciera que querian castigarme, al menos nuestro padre fue lo que decidió...
Todos sabiamos que ibamos a ser destruidos al igual que Satanael, solo era cuestión de que mi hermano mayor diera el decreto elegido por Dios.
