Prológo

1.7K 90 0
                                    

La bruja híbrida no aceptaba ser la Mate de un Alpha y sobretodo de un Rey Alpha, ella evadía cada palabra y motivo que le daba el Alpha para que se quedara pero se negó rotundamente. El ambiente era cada vez más tenso, la discusión se salió de control hasta el punto en el que ambos personajes comenzaron a pelear a muerte por tomar el control. Pero la bruja híbrida era astuta y sabía muy bien cómo manejar a un hombre lobo y en especial a un Alpha.

-¡A mí nadie me controla! ¡Y mucho MENOS un Alpha como tú!-Respondió furiosa la bruja híbrida mostrando sus afilados caninos de licántropo al Alpha, pero este no sintió temor.

-¡Eres MÍA! ¡Y nadie tiene derecho sobre ti más que yo! ¡ERES MÍA!-Gritó el Alpha cada vez más furioso.

Aunque por otro lado el Alpha era igual de astuto que ella y supo domarla como un Alpha sabía hacerlo... le robó un beso a su mujer el cual ella no pudo resistir por más que lo intentó, era más su deseo por besarlo, sentir sus labios sobre lo suyos y sus manos grandes y fuertes acariciándola en cada parte de su cuerpo. La atracción entre ambos era muy fuerte y el deseo los hizo sucumbir en un eterno paraíso de besos y caricias entre ambos personajes.

Aquel momento de tensión disminuyó de golpe, la bruja y el Alpha lograron controlar sus deseos y ambos se fueron de aquella habitación con el recuerdo de aquellos besos robados.

La bruja híbrida después de haber sucumbido a los deseos ocultos de su corazón, salió corriendo del castillo del Alpha, se adentró en el bosque y ya no pudo más se soltó a llorar y a gritar de manera histérica. Lloraba por haber faltado a la promesa que había hecho con su tribu de nunca enamorarse de un Rey Alpha. Pero para su desgracia terminó enamorándose y tenía que enfrentar las consecuencias de haberse enamorado.

(***)

Regresó al castillo con la mirada ida y subió corriendo las escaleras, se refugió en su habitación y se encerró en ella atorando la puerta con una silla, miró el collar en forma de media luna en su cuello y lloró nuevamente lamentándose.

Pero cuando menos se lo esperó comenzó a sufrir un terrible ardor en la marca que tenía en el brazo derecho que era una estrella de cinco puntas con contorno negro, no era visible para el ojo humano, solamente las criaturas sobrenaturales podían verla. El ardor que ella sentía era como una piedra ardiendo en llamas tocando su piel por momentos causando más ardor que dolor.

El intenso ardor se fue convirtiendo en dolor gradualmente, no había nada que se pudiera hacer para evitarle aquel espantoso sufrimiento. Reprimió varias veces un grito y lo cambió por quejidos y respirar de manera profusa.

(***)

Llegó la noche y todavía sufría, hasta que ya no pudo más y comenzó gritar y llorar, el dolor se había extendido hasta las piernas al igual de la marca, no podía estar de pie ni sentada, estar acostada no le era de gran ayuda porque cada pequeña rozadura con las sábanas provocaba que sintiera más dolor.

Se mantuvo erguida durante todo el proceso, no sabía cuándo iba a parar y si viviría para contarlo, pero ella sabía que en el corazón no se manda. Era consciente de que se enamoraría y sabía que sería del Rey Alpha. Por eso siempre era fría y distante con todos los hombres que la cortejaban pero sobretodo con el Rey Alpha, porque no quería pasar por aquel castigo impuesto por su tribu. Aunque ella era la Duquesa de Edimburgo aún así era parte de una tribu de brujas blancas por parte de su madre. Era inevitable que no fuera castigada.

Sus ojos comenzaron a cerrarse pero antes de eso, escribió una carta a su amado pidiéndole perdón por todo, por su actitud, por todo en general, y sobretodo no poder estar con él toda la vida, pero que algún día volverían a encontrarse porque había tenido una visión de ello y que la buscara luego de 500 años. Terminó la carta y la dejó sobre la mesa. Intentó ir a la cama, pero antes de llegar la marca traspasó su corazón provocando que este dejara de latir, cayó al suelo de rodillas y se desplomó en el suelo. Murió amando profundamente a su amado Alpha.

La Duquesa De Edimburgo Where stories live. Discover now