Capítulo 10: la historia debe continuar

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(…)

Pronto me llegó la carta de Ron, que anunciaba que iría en busca de Harry a la casa de sus tíos, Errol, la lechuza de Ron, se encontraba sofocado, tenía que enviar una respuesta, pero tendría que esperar a que se recuperara, le di de comer y lo dejé al cuidado de Kain, redacté la carta correspondiente para enviarla mañana en cuanto estuviese mejor.

No esperaba encontrarme a la mañana siguiente a Errol como nuevo, parecía lleno de energía, mucho más alegre y no hacía tonterías ni se accidentaba, se le quitó lo atolondrado, cosa que me alivio y preocupó a la vez, pues ¡¿Cómo les explicaría a los Weasley que su lechuza torpe se ha rehabilitado hasta este punto en una sola noche?! ¡¿Por método de acupuntura, ajuste de tornillos o qué?!

— ¡Kain! ¡¿tú le metiste mano a la lechuza?! — exclamé exigiendo respuestas.

— Siento decirle que no fui yo. Usted la sanó mientras dormía — contestó, sigue hablándome de usted en vez de tu, bueno, no es momento de pensar en eso.

— ¿puedes explicar eso? — dije un tanto exasperada.

— Es su poder, justo como hace unas noches, recuerde que en esa ocasión su poder se salió de control. Había llamas azules por toda su habitación y tuvimos que despertarla, aparte de utilizar nuestro poder para contenerla. — dijo con toda la tranquilidad del mundo, como si fuera algo cotidiano.

“Esto comenzaba a salirse un poco de control” era el único pensamiento que se manifestaba en este momento en mi cabeza.

— Sí, pero en esa ocasión mis llamas solo salieron, ni siquiera quemaron algo dentro de mi cuarto, eran solo ilusiones que salieron de control. — aclaré.

— ¿enserio es esa tu brillante conclusión? — dijo Kyle apareciendo detrás de mí — para ser la bruja más inteligente de tu generación, sigues siendo ingenua, pero sé que no creo que esa sea la razón, sabes bien lo que pasó, pero te niegas a aceptarlo por miedo. — desvié la mirada y agaché mi cabeza, al instante lo oí suspirar — si sirve de algo, no creo que tu poder realmente se saliera de control a tal punto de que tengas que preocuparte, bien dijiste que no se quemó absolutamente nada, eso es porque no querías hacerlo. — dijo mirando por mi ventana.

— Aun así, no vivo en el mundo mágico, no puedo arriesgarme a exponerme — dije seria mientras volvíamos a tener contacto visual.

— El poder como el nuestro no se controla de la noche a la mañana cariño, sobre todo si es así de poderoso como el tuyo y se despertó de un momento a otro — dijo tranquilamente mientras se lanzaba a mi cama.

— Sal de aquí — dije para acabar con todo esto. — mis padres te pueden oír.

— ¿Tus padres? Ellos se fueron hace cuatro horas ¿qué hora crees que es? — vi mi reloj y entre en pánico ¡ya era medio día! — vamos, no es el fin del mundo, no eres la primera ni la última persona que se levanta a esta hora, ve a desayunar.

Agradecía su forma de preocuparse por mí, pero primero mandaría mi carta, se supone que esta tendría que haber llegado hace mucho a la Madriguera, ya me inventaría una excusa para lo de Errol, aunque incluso su plumaje parecía como nuevo. Suspiré y se di la carta para Ron y los chicos.

(…)

Estaba pensando en muchas cosas, que considerar, ya estaba generando mucho dinero, y a esto paso todo iba viento en popa, por lo que no estaría de más comprar unos regalos para los chicos, pero tendría que tener mis precauciones, sabía bien que Malfoy compararía escobas para el equipo de Slytherin, ¿Quién dice que una niña rica no podía hacer lo mismo por el de Gryffindor? Tal vez hasta en el futuro compre unas para Hufflepuff y Ravenclaw, pero primero lo primero.

¡¿Soy Hermione Granger?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora