22

3.7K 383 45
                                    

🍃

La fría brisa de la madrugada no era suficiente para mandarla a la cama. El balcón de su habitación se había vuelto un mejor área de confort que sus propias frazadas y eso era una clara señal de insomnio.

¿Quién podía dormir teniendo las emociones tan a flor de piel? Ryo-san en verdad se había encargado en hacer cuestionar cada pensamiento que cruzaba su mente.

Pensaba en su familia, en donde estaría ahora de tenerlos a ellos a su alrededor. Podía sentirlos, sentía la presencia de sus padres a su derecha y a su hermano a su izquierda, los tres observando las estrellas con una mirada llena de orgullo y una sonrisa llena de nostalgia, formando así un nudo en su garganta que la obligó esta vez a mirar el suelo del estacionamiento en la planta baja, llevándose un pesado suspiro consigo. En verdad los extrañaba.

Necesitaba preguntarles si estaba haciendo bien las cosas, si sus decisiones frente a lo repentino en su vida eran correctas ¿y si todos eran errores? ¿Uno tras otro?

El frío de la noche se fue borrando en el instante en el que unos brazos la rodearon por sobre los suyos sobre el barandal, fundiendo sus cuerpos en un abrazo que no dejaba espacio impecable entre ambos. Natsu sintió su pesada respiración sobre su oído dejando ir de sus labios una pequeña risa.

Si bien su familia no estaba a su lado, la persona reposando sobre  su espalda se había vuelto tan cercana que había conseguido meterse bajo su piel. Gracias a esa persona y Hajime ya no se sentía sola, ya no caminaba sin rumbo, ya no tenía que temer de las decisiones porque ellos iban a ayudarla, a apoyarla y acompañarla. Su familia en la tierra, ¿así los había definido de repente?

— ¿Se puede saber que haces despierto a estas horas?

Cuestionó ella desbloqueando sus pensamientos.

— La pregunta aquí debería ser ¿Se puede saber por qué no estas durmiendo a estas horas? Y yo soy quien debe hacerla.

Su gruñido daba la clara señal de que acababa de despertar.

La muchacha giró sobre sus talones para remplazar la vista de los edificios por sus preciosas pupilas caoba. Sus parpados semi caídos dándole una mirada perezosa y preocupada solo conseguía causarle más ternura.

"Estúpido, Oikawa ¿En qué momento te volviste mi imagen risueña favorita?"

Ella rodeó sus brazos alrededor de su cintura y se encogió en su pecho acunando más su calor. Él besó su cabeza y se apoyó sobre ella como si fuese una almohada debido a la pequeña diferencia de altura.

Intenta odiarme... | Oikawa TooruWhere stories live. Discover now