Bully

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Seré honesta, no me encantó como quedó este capítulo, de hecho, fue complicado de escribir y ni siquiera entendí por qué lo hice... pero aquí esta, es solo algo más antes de meter lo fuerte.

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–Y entonces el canguro me dio un golpe justo en la quijada– algunos de los empleados se reunían alrededor de Jack y el dispensador de agua en el comedor de la oficina, todos reían a carcajadas de la hilarante historia que su relajado jefe les contaba.

–No puede ser, Jack, eres un pícaro– Ellie, su secretaria de la tercera edad le pellizcaba la mejilla.

–¿Y que sucedió después, Jack?– preguntó Andy asombrado por la historia.

Jack soltó una risotada antes de proseguir con la historia –Por supuesto que le devolví el golpe, aunque nunca consideré que terminaría en una celda. Hubieran visto la cara del tipo de migración al decirle que nos estaban sacando de ahí por haber peleado con un canguro–

Todos volvieron a reír, pero se callaron de inmediato al ver como se asomaba por el marco de la puerta la pequeña cabecita de Elsa, quien les lanzó una mirada fulminante.

Todos, de forma despistada comenzaron a dispersarse para volver a su trabajo, todos excepto dos, Jack y Buddy. Aun así, Elsa se dio por bien servida y con una sonrisa triunfal volvió a su oficina.

–Oh, olvidé decirles como logramos convencerlos de que era un error– recordó el chico diciéndole al hombre pelirrojo de baja estatura.

Buddy hizo una cara de asco –Como si a alguien le importara tu patética historia– murmuró antes de tomar su taza de café que reposaba sobre el dispensador e irse de ahí.

Jack se quedó boquiabierto, no comprendía lo que acababa de suceder, hace unos segundos Buddy se estaba riendo junto con todos, ¿Por qué dijo eso?, ¿había dicho o hecho algo mal?

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Jack caminó por la oficina usando sus sandalias, mientras sus empleados le saludaban con una sonrisa cordial y palabras casuales, en sus manos llevaba el manuscrito de uno de sus próximos libros a lanzar, se lo llevaba a Buddy, quien era el encargado de leerlo y hacerle las correcciones necesarias. Con una actitud positiva y habiendo olvidado el incidente del otro día se detuvo junto a su cubículo, por suerte lo encontró de pie justo antes de salir de este.

–Hey, Bud, este es el manuscrito...– el hombre no lo dejó terminar, le arrebató el cuadernillo de las manos y lo empujó con el hombro intentando abrirse paso.

–Lo revisaré, anciano, no te preocupes– le dio una sonrisa burlona.

Jack se quedó boquiabierto, sabía que tenía que decir, pero no pudo hacerlo, era como si hubiera vuelto a ser aquel niño temeroso.

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Elsa abrió la puerta del apartamento cargando la bolsa plástica con comida china en su interior, hoy era su turno de preparar la cena, pero se había retrasado en la oficina trabajando con el nuevo libro de The guardians of childhood que supo que no tendría tiempo de preparar algo hoy, así que pasó a comprar comida ya preparada.

–Traje comida china– avisó levantando la voz, sabía que Jack estaba en el baño porque podía ver la luz encendida por debajo de la puerta.

Comenzó a desempacar y preparar la comida sobre la barra de la cocina cuando notó algo curioso. Había una caja vacía de tinte para cabello sobre la superficie, claramente no era de ella, jamás consideró teñirse el cabello en toda su vida.

Last chancesWhere stories live. Discover now