Last chances *

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Narrador

Ese sábado por la mañana la familia de Elsa se sorprendió al abrir la puerta y encontrarse con una Elsa en jeans y sudadera de la universidad de Pensilvania con estragos de una cruda en su rostro, pero más se sorprendieron al escuchar lo que tenía para decirles con tanta urgencia.

–Y eso fue lo que de verdad sucedió el día del accidente– dijo Elsa depositando con cuidado la taza de té que estaba vacía en la mesita de la sala.

Arianna y Frederic se miraron mutuamente con una expresión incomprensible, mientras Anna permanecía en su asiento mirando fijamente su propia taza.

–Yo...– la elegante y hermosa mujer de cabello castaño fue la primera en animarse a decir algo –No sé qué decir, es mucho para procesar– se tocó con suavidad la frente sintiéndose acongojada.

El sonido de una taza tambaleándose contra la superficie de vidrio de la mesa de forma brusca hizo que todos levantaran la cabeza en dirección a Anna, quien ahora estaba de pie –Lo siento, pero necesito tiempo– la chica de trenzas salió huyendo de ahí sintiendo una mezcla terrible de emociones que no harían nada más que mortificar a su ya apesadumbrada hermana, lo mejor era alejarse. Entre todas esas emociones resaltaba el enojo, no le enfurecía la verdad en sí, si no que ella lo hubiera ocultado tanto tiempo y se hubiera aprovechado de su pérdida de memoria.

–Yo de verdad lo lamento– Elsa al ver la reacción de su hermana no pudo hacer nada mas que imitarla, fue asi como salió corriendo de ahí.

–Elsa– su tío fue el primero en alcanzarla fuera de la casa.

–No estamos enojados– dijo su tía jadeando –Anna solo necesita tiempo, pero al menos de mi parte quiero que sepas que lo entiendo, estabas asustada y eras solo una niña cuando eso sucedió–

–El accidente no fue tu culpa– limpió sus mejillas húmedas por las lagrimas –Debiste habernos dicho esto de inmediato, pero esta bien cariño, te amamos y te perdonamos–

Elsa se hecho a llorar en los brazos de sus segundos padres sintiéndose mas ligera de alma.

Una vez terminó de sacar todo lo que habia que sacar volvió a donde la esperaban Shank y Honeymaren a bordo de un flamante auto rojo ultimo modelo.

–¿Cómo te fue?– preguntó Honey mirando al asiento de atrás donde estaba ella.

–Fue liberador decir la verdad, aunque creo que perdí a mi hermana– murmuró con voz ronca a punto de llorar.

–Hey, yo tambien tengo un hermano y creeme, no la perdiste... solo dale tiempo–

Elsa asintió limpiándose las lagrimas y sorbiendo la nariz.

–El lado bueno de esto es que ahora puedes ir por el chico– Shank le sonrió tratando de animarla.

Elsa esbozó una pequeña sonrisa, lo que ahora mas necesitaba eran los brazos de Jack para consolarla y decirle que todo estaría bien.

Elsa miró la pantalla de su telefono celular para ver la hora –Oh, no, quedan pocos minutos para que empiece su turno en el café– gimió con preocupación –Nunca podremos logralo–

Shank soltó una risa seca –¿Nunca?, nunca nadie le ha dicho nunca a Shank– le dijo con voz orgullosa y guiñándole el ojo de forma coqueta.

–Sujetate bien– cantureó Honeymaren colocándose su cinturón de seguridad y poniendose sus lentes de sol, adoraba cuando su Shank tenia esa mirada de determinación en el rostro.

Elsa al ver la seriedad de ambas se colocó el cinturón y se sujetó al sentir como la chica morena giraba el auto con brusquedad y salían disparadas de ese lugar a toda marcha. Ella rezó por poder llegar con Jack a tiempo y en una sola pieza.

Last chancesWhere stories live. Discover now