Another day

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Nota del autor: Han sido días horribles de frio, odio esto :c

PDV de Jack

Abrí mis ojos con pesadez al escuchar la alarma de mi teléfono celular, lo tomé entre mis manos para mirar la pantalla.

7:30 am

Maldije en mi mente, estaba comenzando a arrepentirme de haberme convertido en adulto.

Bostecé y me estiré para finalmente sentarme y poner mis pies en mis pantuflas grises. Me llevé una mano al lagrimal de mi ojo izquierdo para frotarlo tratando de aliviar la picazón.

Y sin muchos ánimos comencé a andar arrastrando mis pies hasta la ducha, no sin antes tomar un par de jeans, una camiseta de manga corta, un par de calcetines y por supuesto... los calzoncillos de la suerte; eran un par de boxers azul marino con un estampado de patitos amarillos que solía usar en ocasiones que requerían de cierta ayuda extra... los usé la primera vez que salí con Elsa y todo salió de maravilla. Ahora los usaría para buscar empleo.

–Buenos días– al bajar me encontré con Emma sentada en la barra de la cocina con su cabeza apoyada sobre su mano, se veía sumamente aburrida.

–Hola Jack– respondió sin ánimos.

–¿Qué sucede?– le pregunté ya un poco preocupado por su actitud.

Ella me extendió con su pequeña mano una nota.

La señora Rivera llamó, están buscando a alguien que trabaje con ellos.

Volveré cuando pueda.

Hay comida en el microondas para más tarde, preparen algo de desayunar. Los amo.

Suspiré, tal vez debí de haberle dicho a mi madre que saldría hoy a buscar trabajo, ¿ahora quien cuidaría de Emma?.

–Oh, vamos, no estés desanimada– me senté a su lado –Mamá se está esforzando por nosotros y debemos hacer lo mismo, ¿si?– le di un golpecito juguetón en el hombro.

Ella sonrió levemente asintiendo –Jack– me miró con preocupación –Tengo hambre–

–Yo también– respondí poniéndome de pie para abrir la alacena.

Bingo.

–Hey, Emma, mira lo que tenemos aquí– canturreé agitando la caja azul.

Su rostro se iluminó instantáneamente –Los macarrones especiales de Jack– brincó de la silla alta para correr a mi lado.

–Sí, con extra queso– tomé el delantal rojo con bordes de encaje blanco y me lo até –Bien, para hacerlos necesitare una olla grande, ¿puedes ayudarme a buscarla?– le pregunté tomando el cucharon de madera.

Ella asintió –Lo haré, Jack– corrió por la cocina comenzando a buscar lo que le había pedido mientras me dirigía al refrigerador a buscar los ingredientes faltantes.

–¡Lo encontré!– cargó el utensilio de metal reluciente.

–Excelente– la felicité –Ahora hay que llenarlo hasta aquí con agua– señalé un punto casi al borde de objeto.

Last chancesWhere stories live. Discover now