Never let her go

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Este capítulo contiene material con temas sensibles

Nota del autor: finalmente la ultima parte de este largo capitulo que al final se dividió en 3... ufff, fue complicado escribirlo y espero no haberlo arruinado.

PDV de Jack

–Jokul... Jacky... Jack– Anna se tambaleaba de un lado a otro, lo único que evitaba que cayera por completo al suelo era Hans, él la sujetaba haciendo que esta apoyara un brazo sobre su hombro.

Corrí hacia ella tomándola por los brazos, empujé a Hans con el propósito de que se alejara de ella, mi primer pensamiento fue que él era el culpable de esto.

–Tranquilo, solo la estaba ayudando– Hans levantó las manos objetando.

–¿Le diste alcohol a una niña?– exclamé furioso.

–No fue él, Jack– Hipo, Astrid, Kristoff y Eugene aparecieron.

–Anna debió de haber mezclado soda con alcohol sin que nos diéramos cuenta– explicó Astrid.

–Ella estaba alterada por...– Hipo señaló a Hans.

–Intenté ayudarla, solo eso, me preocupa– Hans apartó un mechón del enmarañado cabello de Anna –Creo que se ve muy mal, debería ir a un hospital–

Miré a mi amiga, casi hermana, su rostro estaba pálido y estaba sudando, sus ojos se habían cerrado y lo único que la mantenía de pie era yo.

¿Por qué Anna seguía haciéndose esto?, ella valía más que esto.

–¿Cómo sucedió?– maldecí.

–Bueno, tú y Elsa desaparecieron por un muy buen rato, y nosotros estábamos en asuntos diferentes– Eugene me miró –Incluso ahora mismo Punzie posiblemente tenga la mano rota, Merida la llevó a buscarte para que les prestaras un botiquín–

–Si no regresaron aquí es porque de seguro se encontraron con Elsa, ella les ayudará con eso– chasqueé la lengua mientras pensaba a velocidades hipersónicas que era lo que debíamos hacer, claramente Anna si necesitaba ir a urgencias –Chicos, lleven a Anna al auto, iré por Elsa– con un par de maniobras, Anna pasó a los brazos de Hipo y Eugene.

–¿Le dirás a Elsa de esto?– Preguntó Hans preocupado –No creo que sea buena idea, meterás a Anna en un gran problema y además... conoces a Elsa, le dará un ataque al ver a su hermana así– el hombre pelirrojo me miró suplicante –Por favor, no quiero que Anna se meta en problemas–

Suspiré al saber que era verdad aquello, esto podría causar una potencial pelea entre las dos hermanas, justo ahora que se acababan de arreglar las cosas entre las dos. Además de que era completamente cierto que Elsa se desmayaría al ver a Anna al borde de un coma etílico y lo que menos necesitaban ahora es más pánico; eso sin mencionar que ahora mismo me sentía como basura por haberle gritado a Elsa, ahora que lo pensaba mejor, me había comportado como un verdadero idiota allá arriba y me encontraba profundamente apenado por lo sucedido, tenía que disculparme cuanto antes... pero estas circunstancias solo empeorarían todo.

–Bien– rodé los ojos –por favor, acompáñenme al hospital– miré a mis amigos suplicantes y ellos asintieron.

–Si gustas, podría quedarme para cuidar tu casa– se ofreció Hans.

Entrecerré los ojos con desconfianza –Astrid, ¿podrías quedarte a vigilar el lugar, encontrar a Elsa y explicarle de la manera más suave posible que volveremos pronto?– me rehusaba a cederle el más mínimo grado de confianza a este pelmazo después de su amenaza.

–Claro, Jack– ella nos dejó y subió escaleras arriba.

–¡Astrid!– la detuve –La habitación de mi madre no tiene seguro, ¿podrías cerrarla por mi?– le pedí al recordar ese detalle.

Last chancesWhere stories live. Discover now