58. Lo que diga la reina

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Algunos cosas estaban raras en el castillo para la joven reina. Seguía herida por el parto que tuvo hace dos días pero deseaba caminar por los pasillos — Paola - llamo a una de las sirvientas del lugar —. ¿Porque todos están caminando así?

Tenía conocimiento de que al menos doce mujeres mecían a su bebé y le cambiaban el pañal. Ese debía ser su trabajo —. Decoran la habitación de la princesa, su majestad.

Agradeció por la información y siguió acostada en esa amplia cama. Sentía hambre y muchas ganas de ver a su hija —. ¿Ben? - el joven entraba a la habitación con una bandeja repleta de fresas con crema y batito de chocolate. Era uno de los desayunos preferidos de Mal

—. ¡Buenos días! - beso la frente de su esposa — ¿Te sientes bien?.

La reina asintió con la boca llena, solía pensar que su esposo leía sus pensamientos algunas veces — ¿Cómo está Malorie?

Por más que quisiera disimular sentía una leve preocupación por no saber con exactitud lo que le pasaba a su hija recién nacida — Tranquila, La señora Potts está pendiente.

¿También? Serían entonces trece personas que miraban dormir a la su princesa. Le preguntó a Ben si le parecía bien que tanta gente estuviera vigilando cada estornudo de la pequeña, para él era algo normal cuando él nació eran más mujeres pendientes de cada minúsculo detalle.

Pero entendía a su reina y para tranquilizarla la llevo a la habitación donde Malorie dormía — Cambia las reglas - le susurró en su oído, podía hacer lo que quisiera respecto a la educación de su hija

— Buenos días - todos hicieron reverencia y otros se fueron cuando entraron —. No me mal entiendan pero desearía ser yo quien atienda a mi hija.
Algún mucamas sonrieron, entendían la preocupación de una madre primeriza. Estuvieron de acuerdo con la reina y se retiraron — Ah, señora Potts usted si me puede ayudar - río
— Es que no tengo idea de lo que tengo que hacer.

— Claro que sí linda, no te preocupes.

La amable señora se retiró hacia la cocina dejando a ambos padres primerizos solos.

— ¡Eso estuvo genial! - siempre festejaban los logros de la realeza juntos

Mal dejó escapar el aire — ¡Lo sé! Hable como toda una reina antipática

— No digas eso amor, lo hiciste muy bien.

El resto del día de la pasaron paseando por el jardín con la bebé hará que se volvió a dormir.
— Quisiera dormir un poco - dicho y hecho. El rey bajo las cortinas, encendió el aire acondicionadoy una vela con olor a fresas

Beso si frente — Descansa amor.

Cerro la puerta y pidió a todos los empleados que no despertarán a Mal.
Mientras la reina descansa el firmaba papeles y formaba acuerdos con Aladdín por celular. — Su majestad la ropa de la reina está lista

— Bien déjelo en el armario pero con mucho cuidado - pidió amable —. Si llega a pedir algo dáselo porfavor.

En parte de sentia culpable de que Mal estuviera herida, gracias a su hermosa hija su reina no podría dormir totalmente a gusto.

Mal si se despertó y con mucha hambre — Quisiera comer...- no termino de hablar cuando la joven le ofreció un plato de pollo asado

Ser reina tenía sus beneficios algunas veces.

FIN

El Principe Y La Villana | One-Shots BealWhere stories live. Discover now