Capítulo 1; Parques y juegos.

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Cerró los ojos. Bueno, los corazones rotos son parte de la vida también.

Choza Akimichi, el padre de Chouji, se encontraba en silencio mirando con atención junto a su hijo como Shikamaru vencía por decimosexta ocasión a Naruto en el shogi. Ambos se quedaban en silencio, atentos a las ocurrencias del rubio y a la mirada relajada del policía. ¿Cuál era el punto en creer que podría vencer a Shikamaru en su juego de mesa favorito si ni siquiera entendías las reglas básicas del juego? Eso ni el mismo Uzumaki lo sabía.

—Es impresionante lo terco que es —comentó Choza a su hijo, quien estaba sentado a un lado. 

—¿Verdad? Aún sabiendo que nadie puede vencer a Shikamaru en el shogi —respondió Chouji.

—Bueno, nada es imposible —comentó el mayor, sonriendo—. ¿Tus amigos se quedarán hasta tarde?

Chouji los miró de reojo, preguntándose si debía decir que sí, pero entonces vio como Shikamaru acariciaba el cabello del rubio y le dedicaba una sonrisa de ternura que Naruto por despistado seguramente no habría visto. Negó con la cabeza entonces volviendo la vista a su padre. 

—Creo que Shikamaru y Naruto irán a la casa de los Nara esta noche —comentó entonces, pensando en una excusa para echarlos cuando el sol se empezara a poner, sabía que Shikamaru querría espacio con Naruto y se lo agradecería después—, puedes decirle a mamá que no hay necesidad de cocine de más. 

Choza asintió entonces y se levantó de su asiento, riendo al ver como se ponía Naruto al perder de nuevo, se despidió de los chicos e ingresó de nuevo a la casa con tranquilidad. Luego de que su padre se fuera, Chouji se quedó en silencio viéndolos. 

—¿Así que Kiba está enojado contigo por no acompañarlo a la fiesta?

—Hm —Naruto asintió—, creo que está furioso. Ayer incluso me llamó a decirme que era mi culpa que no hubiera disfrutado la fiesta porque no estuve ahí —suspiró, echando la cabeza hacia atrás—. Me rindo por hoy, Shika, juguemos algo más. 

—En realidad yo también me negué —comentó, tomando las fichas para guardarlas—. Donde está Kiba están los problemas, no tenía intención de tener más problemas, estoy cansado de ellos. Todo es tan problemático —suspiró.

—Es verdad —concordó Chouji, asintiendo con la cabeza—, yo le dije que tenía una cena importante. 

—¿No lo era? 

—Pues claro que sí, todas las cenas son importantes —alzó los hombros, todos rieron. 

En su casa, Kiba estaría estornudando al mismo tiempo que ellos se burlaban. Mientras tanto, Itachi Uchiha se encontraba rindiéndose ridículamente en su búsqueda por el amor de su vida, ah, por una niñera para Sasuke. Deidara llegó a su casa con una sonrisa y él solo suspiró. ¿Qué tendría de malo pedirle ayuda? ¿Qué era lo peor que podía pasar después de todo?

—¿Ah? —Shikamaru estaba fumando cuando Chouji le comentó lo que había pensado—. ¿Qué es eso? ¿Quieres que me lleve a Naruto a mi casa? 

—... Por favor, no me hagas pensar guarradas sobre ustedes dos —comentó en el momento en que la sonrisa del Nara se ensanchó con picardía y negó con la cabeza—. Tómalo como una oportunidad de pasar más tiempo con él. ¿Qué harías si él dejara de vivir en su casa un día?

—Hm, probablemente llamarlo e invitarlo a salir —respondió, exhalando con fuerza el humo. 

—Ya ves, ¿qué te impide hacer eso justo ahora? 

—¿De qué hablan? —preguntó Naruto, volviendo del baño, con una sonrisa tranquila y los brazos detrás de la nuca—. Espero que no sea de mí-ttebayo, ¡especialmente si tiene que ver algo shogi!

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