Capítulo 35.

42.5K 2.5K 578
                                    

Prendí la secadora y apunté a los pantalones de Harry. No sabía dónde mirar, estaba muy avergonzada de todo lo que había hecho por ser muy impulsiva. Sentí la fuerte mirada de Harry en mi rostro pero me rehusé a mirarlo y menos a sus pantalones.


—Ya basta.— Agarro mi muñeca y apartó la secadora de sus pantalones.


Apague el aparato, yo estaba sentada encima de su escritorio y él en su silla. Lo miré por un momento, todavía avergonzada y él me estaba mirando fijamente.


—Lo siento.— Murmuré.

—Ya dijiste eso.— Su expresión era neutral. —Cómo unas diez veces.

—¿Qué hay de malo una onceava vez?— Traté de sonar divertida pero no vi ni un atisbo de sonrisa. Suspiré rindiéndome. —Soy una impulsiva, no debí haber hecho eso.

—Sí, creo que estamos de acuerdo en que eres una maldita impulsiva.— Se paró y empezó a caminar por toda su oficina.

—Por favor, entiéndeme. Pensé que eras tú el que envió las flores. La persona que envió eso, firmo con una 'H' y lo primero que pensé fuiste tú.


Él no me respondió al instante.


—¿Crees que soy tan idiota?...No, no me respondas.— Cerró los ojos por unos segundos. —Sé cómo está nuestra relación ahora, sé que si me acerco a ti y te beso, me alejarías y te irías. Sé que después de todo lo que te dije en esa maldita fiesta, no quieres que te vuelva a mirar a los ojos. Entiendo que te sientas mal por todo lo que me pasó por ese accidente y me cuidas pero nunca...— Tomo una gran respiración y se acercó a mí. Yo seguía sentada en el escritorio y sus ojos apuntaban directamente hacia mí. —Nunca te faltaría el respeto así con ese mensaje tan vulgar.— Su aliento sabor a menta choco en mi rostro. —No sabiendo en cómo estamos nosotros dos.


Lo miré unos segundos y luego aparte la mirada y fije mis ojos en su yeso, sin poder evitarlo pase mis dedos por ese yeso y por sus dedos. Vi cómo se estremeció y aleje mi mano asustada.


—Es bueno saber eso.— Murmuré.

—Tampoco te hubiera traído rosas rojas.— Añadió.

Lo miré confundida. —¿Por qué no?


Me sonrió y aparto un cabello que estaba en mi rostro.


—Tú me lo dijiste, prefieres tulipanes que rosas rojas.


Primero no me acorde cuando le dije eso pero cuando los recuerdos vinieron a mi mente no pude evitar verlo sorprendida. No puedo creer que se haya acordado de ese detalle. Se lo había dicho uno de esos días cuando estábamos en New York, fue solo un comentario que pensé que se había olvidado.


—No sabía que seguías recordando eso.

—Lo hago y eso me sorprende mucho más a mí que a ti.— Rio entre dientes.

—Tienes buena memoria.

—Solo me acuerdo de cosas importantes.


The Proposal. {h.s}Where stories live. Discover now