Odio ser omega (Jimsu)

Capítulo 25

Un día...

Tan sólo tengo un día para inscribirme en el equipo de basketball  y no va a ser posible por el alfismo y por la carencia de empatía que tienen por los omegas como yo.

Mientras veo la cartelera del Campeonato Anual de Basquetball sólo pienso en dos cosas: mi deseo, mi deseo de asistir y poder dejar evidenciado mi talento en el juego y demostrar que no me define una característica de mi ser. La otra cosa es la realidad, la realidad golpeadora que me trata como su piñata personal y que no importa cuanto me cubra siempre encontrará la manera de golpearme en mi punto débil.

Sí, las cosas no salen como lo anhelo. ¿Este es el momento en donde me caigo a un pozo y voy al mundo de las maravillas o entro a un armario y encuentro Narnia?

_Hola, bonito _Park Jimin aparece de la nada detrás de mí.

Dije que deseaba algo parecido al mundo de las maravillas y aparece Park Jimin. Ay, universo, ¿por qué me tratas así? ¿No sería más fácil simplemente cagarte en mi cara?

Doy media vuelta en dirección del pitufino y hago una pausa aquí porque es una escena que merece que le lancen rosas y tangas de encaje.

Estamos teniendo una especie de contacto en la escuela, el primero de hecho. Bueno, sería el segundo si cuento la vez que le pedí un lápiz y me dió uno todo mordido.

Desde ese día algo cambió dentro de mí.

Él viste el uniforme azul de forma bastante ajustada como si fuera una talla menor. Siempre digo que hay que estar cómodo antes que lucir bien, pero joder. Esa ropa resalta de una manera exquisita la musculatura de Jimin.

Habiendo tanta carne ni pensaría en volverme vegetariano.

Su camisa tiene los primeros botones desprendidos y su cabello color fuego luce un desorden que le da más estilo.

No sé si lo hace apropósito para verse sexy o es muy flojo para acomodarse, pero no me quejo.

Aclaro mi garganta, tratando de evadir los nervios que me causan su presencia.

Oh, vamos, Min. Ya conoce cada rincón de ti. Es muy tarde para hacerte el avergonzado.

_Park _Pronuncio cortante.

_¿Qué? ¿Parezco militar? ¿Por qué me saludas así?

_Lo siento, su majestad. La próxima me revenciaré ante ti _Bromeo sonriente y levanto mis manos, simulando impresión.

_Así me gusta, jovencito _Me sigue la corriente.

Nos miramos frente a frente con un sentimiento que no pude descifrar. Ya no había odio entre nosotros y debo admitir que se siente bien ya no odiar a Park Jimin.

_¿Y qué haces aquí? Es la hora del almuerzo, ¿No deberías estar en la cafetería? _Inquiere curioso y se recuesta contra la pared.

¿Y él por qué está aquí? ¿A caso me está siguiendo? ¿O quiere hacer alguna travesura? Tal vez vende drogas o planea secuestrarme, sacarme el corazón y vendérselo a un canibal.

Sí, no me está haciendo bien mirar tanto CSI.

¿No le molesta que alguien podría llegar y ver que está interactuando conmigo? Con alguien menos popular que la piedra del patio.

Me refiero a que sé que el pasillo del instituto está más vacío que mi refrigerador, pero las posibilidades siguen ahí.

Dejo escapar un suspiro devastador e imito la acción del peli-teñido.

_No tengo mucha hambre _Enfoco mi visión en el suelo en un intento de ocultar mi tristeza.

Casi siento a mi estómago rasguñándome en protesta.