^^LA DOBLE CARA DE LA DAMA Y EL CABALLERO^^

Capítulo 10

Amélie y yo paramos de reír, yo tenía toda la cara roja con lágrimas en los ojos de la fuerza que hacía al carcajear. Un silencio invadió la habitación, todo era demasiado embarazoso. Amélie hizo un chillido con la boca, la gota que colmó el vaso, empezamos a reír ruidosamente sin parar.

***

-¡Florence, pásame la fregona!

-Amélie, estoy fregando yo, tú ves barriendo que en menos de una hora el castillo tiene que estar impoluto.

-Es que prefiero fregar antes que barrer... -dijo preocupada.

-¿Por qué? Si es lo mismo...

-Me deprime barrer, muchas veces lloro, al igual que cuando hago la colada.

-¿Te recuerda a algo?

-No, solo me deprime -espetó encogiéndose de hombros.

-Espero que no sea una excusa para no barrer... -musité entrecerrando los ojos y pasando lentamente la fregona.

-Te lo juro que no.

El director nos castigó barriendo y limpiando todo el castillo en menos de una hora, increíble. A veces, no sé porqué están los del mantenimiento del castillo si igualmente no van hacer su faena.

***

Al acabar nuestro castigo, fuimos hacia la biblioteca a escribirle una carta a mi madre con lo que teníamos pensado hacer.

Nos sentamos en una mesa vacía, Amélie se puso delante mío y dejó de mala gana una carpeta sobre la mesa.

-¿Y eso? -mascullé sorprendida.

-¿Te creerías que me iría sin cogerlo?

-¿Él qué?

-Míralo y lo sabrás... -dijo poniendo los ojos en blanco.

Abro la carpeta atentamente y saco el contenido, había montones de papeles sobre la información de Gabriel.

-Pensaba que no le fallaría a tu padre... -dije con una sonrisa de lado y enarcando una ceja.

-Me lo he pensado mejor -levantó las cejas y se paró de la silla -Voy a buscar pergaminos, tinta y pluma para la carta ahora vengo.

Ella se fue y yo empecé a leer los informes de Gabriel. Había una foto de él de pequeño, era muy mono y tenía el pelo un poco más claro.

Informe de derivación psicológica:

Nombre de los padres: Sr.Barnett Sallow y Sra.Aurora Berryclouth

Nombre de familia: Sallow

Nombre del alumno: Gabriel Sallow Berryclouth

Edad: 17

Año que cursa: Primero de Bachillerato (repitió curso)

Fecha de nacimiento: 2 de diciembre de 1956

Proveniente: Reino Unido, Londres

Antecedentes Relevantes:

Gabriel es un chico que se incorporó en el instituto en el año 1972, presentando algunos problemas mentales, diagnosticado de distimia, lleva dos años con ansiedad, depresión y ataques de pánico recurrentes. Le cuesta mucho empatizar con los demás. Con respecto a las notas es muy bueno en los estudios, un alumno excelente. Los padres quisieron hacerlo repetir porqué según ellos no había aprendido lo suficiente, pagaron millones por hacerlo repetir, hasta lo apuntaron a un concurso y pagaron para ganar reconocimiento. El chico lleva un año acudiendo a terapia y psicólogos, los padres le pagan un muy buen servicio a causa de todo el dinero que tienen, no se sabe el porqué de tanto dinero.

-Ya estoy aquí -dijo Amélie sentándose nuevamente en la silla -Oh, veo que ya has empezado a leer los informes... -añadió con una sonrisa pícara.

-Sí... Aunque me he quedado un poco estupefacta.

-¿Se puede saber por qué?

-Gabriel es un chico diagnosticado de distimia, creo que es un tipo de depresión o algo así, el tema es que es un niño que no tiene una mala vida, quiero decir, tiene mucho dinero, notas excelentes, etc.

-Florence, no todo se trata de dinero y de estudios, no sabemos el trato que tiene en casa... Lo puede estar pasando fatal y no lo sabemos.

-¿No crees que si hubiera algún problema con los padres lo pondría aquí?

-No, los padres no van a decir al centro educativo que maltratan a su hijo, es gente de mucho dinero y una de las familias más importantes de Gran Bretaña, tienen la obligación de dar una buena imagen ante todos si no quieren ganarse malas caras y problemas... -hizo una pausa -A ver, dejame ver los informes.

-Aquí tienes -le pasé la carpeta.

Ella leyó los antecedentes relevantes y me dijo:

-Le cuesta empatizar, Florence, es obvio que tiene problemas.

Yo suelto un suspiro sin nada más que decir.

-A ver, empieza a escribir, yo te dicto -dijo Amélie dándome la pluma y el pergamino.

La carta quedó tal que así:

Hola Mamá,

Ya he hablado con Gabriel, los padres están genial pero quieren saber porque quieres saber de ellos, al igual que Gabriel.

Yo estoy muy bien, las clases me van genial aunque semiótica y literatura universal se me hace un poco aburrido y dificultoso, pero en general todo bien.

Tenemos un grupo de amigos y casi todas las noches quedamos para hablar sobre cómo nos ha ido el día, por eso nos hacemos llamar el cuarteto de noche.

Dile a Abel que yo también lo extraño y que pronto nos volveremos a ver.

Con mucho cariño, Florence.

-Me sabe mal engañar a mi madre de esta forma, pero es la única manera de que me diga la verdad de todo, poco a poco lo iremos descubriendo.

-Ven, vamos a sellar la carta -espetó Amélie.