^^LA DOBLE CARA DE LA DAMA Y EL CABALLERO^^

Capítulo 10

Capítulo 10 

Florence...

Florence...

Florence...

Unas voces rondaban por mi mente. Tengo claro que mi cabeza hoy no está por la labor. Estoy desconectada de la clase de literatura universal, para ser sincera no me interesa ni en lo más mínimo y si mezclamos lo que me dijo Gabriel hoy que me dejó con intriga...

-¡Señorita Da Costa! -gritó la profesora. No sé porque pero si se dirigían con mi apellido utilizaban el segundo.

-¿Sí?

-¡Haga el favor de prestar atención a la clase! -contestó enfadada.

Todo el salón de clases empezaron a reírse y hacer gestos de como si se estuvieran dando una bofetada. Ya sabía a qué se referían todos, pero lo único que puedo hacer es pasar del tema y seguir adelante, me da mucha rabia pero no puedo hacer nada. Para colmo, no tenía ninguna amiga mía en el grupo con quien hablar, no puede ir peor.

***

-¡Encima la profesora no paraba de ponernos más y más actividades! -exclamó Grace.

-Ya ves... -le dio la razón Iria.

Grace, Iria, Amélie, Arthur y Camille. Tuvieron la oportunidad de apuntarse todos en una hora en la misma clase para coincidir, yo no tuve esa suerte y me sentía un poco aislada del grupo.

-Te noto un poco distante... ¿Estás bien? -me susurró Amélie.

-Sí, solo estoy pensativa -contesté con una pequeña sonrisa sin separar los labios.

-¿Se puede saber por qué?

-Sí, sí se puede... De hecho tú me podrías ayudar.

-¡¿Enserio?! -exclamó ella emocionada. Yo le puse la mano en la boca para callarla. Miré a mis alrededores a ver si había alguien que nos pudiera escuchar. La cogí de la muñeca y nos fuimos hacia la biblioteca -¿Qué estás haciendo?

-Le estoy dando emoción al asunto, pero cállate para que sea más real.

Nos pusimos en un rincón cerca de la biblioteca, detrás de una columna para ser más precisos.

-Amélie, tenemos que ir al despacho de tu padre y buscar los informes de Gabriel. Ahora mismo no preguntes.

-¿Cómo que informes?

-Su información ya sabes...

-Florence, como ya podrás saber, no puedo fallarle a mi padre e invadir su privacidad del trabajo, imagínate si nos encontramos algo que no deberíamos saber, a no ser que me des una explicación razonable como para hurgar los papeles...

-Hay algo que sabe de mí Gabriel que yo no sé de él.

Le conté básicamente todo lo que sucedió, y esta fue su respuesta:

-Dejando de lado el tema de Gabriel... Te ha llegado una carta de tu madre. ¿Supongo que la querrás leer, no es así? -me dijo Amélie.

-Es verdad, hace ya días que no sé nada de ella.

-Sígueme, creo que los sobres aún como no los han repartido están al despacho de mi padre.

Recorrimos unos cuantos pasillos, hasta llegar hasta ese portal tan intimidante, de hecho te dan escalofríos solo de mirarlo, es tan elegante que te quedas petrificado.

Amélie da unos toques con sus nudillos contra la puerta interpretando pedir paso a la oficina. Nadie contesta y al parecer el director no está allí dentro. Amélie se toca los bolsillos de su chaqueta en busca de algo, de sus llaves.