Capítulo 6

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Capítulo 6 

-Hay una cosa que tienes que tener en cuenta -dijo Amélie haciendo una breve pausa- aquí es muy importante la jardinería, como ya has visto, hay muchas rosaledas que pertenecen a este castillo. Como a lo mejor ya debes saber, este castillo está a las orillas del río Cher, a unos 20 minutos de Tours.

-¿Tienes jardín favorito?

-Claro que sí, mi favorito desde pequeña es el jardín del amor, le puse yo el nombre, ya que los arbustos hacían una forma de corazón y a dentro, había flores del color del amor, el rojo.

-Quiero verlo .

-Primero te voy a enseñar el interior del castillo, así te puedes instalar y familiarizarte un poco con el ambiente. Y también te voy a presentar a mi padre, debe estar muy emocionado de verte y conocerte.

-¡Está bien! -dije con una sonrisa de oreja a oreja.

Al entrar al vestíbulo, lo que más destaca, eran los cuadros que al parecer eran de la familia. El suelo era de madera y mármol, en la cocina, Amélie estaba pesada con que tenía que parar casi cada paso porque dice que el suelo era muy delicado y que se puede estropear con facilidad. Estuvimos así hasta llegar al artesonado palacio de los duques de Maqueda.

-¿Duques de Maqueda? ¿No estábamos en el Valle del Loira? -espeté sorprendida.

-Sí. Los duques de Maqueda seguro que no esperaban que uno de los artesonados de su palacio de Toledo del siglo XV acabaría en un castillo francés cinco siglos después. Joachim Carvalho lo compró cuando se desmanteló el palacio y lo trasladó hasta Villandry. Fue necesario un año de trabajo para volver a ensamblar sus 3.600 piezas -contestó la voz de un hombre que venía de atrás nuestro.

-¡Papá! -gritó Amélie estirando los brazos, el hombre rodea sus brazos en el torso de esta -papá, está es Florence, Florence, este es mi padre, el director de esta academia.

-Florence, tenía ganas de conocerte -exclamó el hombre estrechándome la mano -Michel me habló mucho de ti.

-Un placer conocerle señor -dije con una sonrisa sin despegar los labios.

-Puedes dirigirte como Adrién hacia mí -hizo una pausa - Amélie, cariño, haz el favor de enseñarle el instituto y que acomode sus cosas en su habitación.

-¡Lo haré! -contestó Amélie.

***

-Sí, vale, a lo mejor es muy bonito el castillo, el palacio, la arquitectura renacentista, sus techos artesonados, etc. Pero lo que vamos viendo por las ventanas según recorres las tres plantas del castillo de Villandry reclama tu atención cada vez con más energía. Las pequeñas porciones de verde, rojo, amarillo, azul... que van asomando como visiones fugaces de lo que te espera al asomarte a la terraza crean, con cada ventana, más expectación. Tanta que crees que, al final, te llevarás una desilusión. Tranquila, los jardines de Villandry no desilusionan. Si cada pequeña píldora gusta como un bombón, descubrir toda su extensión es como un banquete de dulces -explicaba Amélie mientras caminábamos por los pasillos del castillo -Vale, ya hemos llegado a tu habitación, aquí tienes tu llave, tienes todo lo necesario allí -dijo señalando un tríptico -allí tienes todas las indicaciones y lo que conlleva la habitación, los cuartos suelen ser individuales por privacidad y ya que ofrecemos los mejores servicios, no nos olvidamos de habitaciones individuales.

-Muchas gracias, de verdad, se agradece.

-No te preocupes, yo voy a ir a buscar unas cosas, te pasaré a buscar de aquí un rato, tú de mientras puedes ir adaptandote a este lugar y tal, ah y por cierto -hizo una pausa- te hemos escogido la habitación con ventanas y buenas vistas -dijo susurrando.

La habitación era muy bonita, todo hay que decirlo, las vistas a los jardínes me enamoran, todo es muy elegante.

Luego de un rato de estar acomodando mi ropa y todos los trastos que me he traído. Decido estirarme en la cama, la verdad es que es muy blanda y acolchada. Pongo mi codo en la cabeza, cierro los ojos y ya estoy en otro mundo, dormida.

***

-¡Siento despertarte de estas formas pero tienes que venir! ¡Es importante!

-¿Qué pasa ahora? -dije levantando la cabeza del cojín.

-No me salen ni las palabras, te lo tengo que enseñar -espetó cogiéndome de la mano y arrastrándome.

Íbamos prácticamente corriendo por los pasillos y esquivando a la gente hasta que llegamos a la parte superior del castillo, un precipicio, había una chica apunto de tirarse.

-¡¿Qué estás haciendo o por hacer?! -exclamé asustada.

-No me siento a gusto con mi vida, creo que lo mejor que puedo hacer es irme de aquí...

-No, por favor no lo hagas, vales mucho -dije, Amélie levantó a la chica en brazos y la trasladó sana y salva fuera del precipicio.

Nos sentamos las tres en círculo y yo proseguí a hablar.

-¿Cómo te llamas?

-Camille...

-Yo me llamo Florence y esta es Amélie.

-¡Hola! -dijo Amélie.

-¿Hay algo de lo que quisieras hablar y que por eso sientas ganas de no estar aquí?

-Sí... La verdad es que no sé a quién contárselo.

-Puedes contar con nosotras -espetó Amélie.

-A ver... Es que siento que tengo demasiada poca confianza como para decíroslo...

-Camille, contar a alguien desconocido tus problemas no es malo... Es como los psicólogos.

-A ver, mi hermano pequeño sufre de cáncer de pulmón y mi mejor amiga y yo nos hemos peleado mucho, no nos hablamos. Mi vida no tiene sentido ni significado.

-¿Tu has visto la película de Hugo? -espeté yo.

-Creo que no... No recuerdo haberla visto.

-La deberías de ver, hay una parte donde Hugo sentía que no pintaba nada en esa vida, que él no encajaba en ningún lugar y por eso no debía estar en este mundo. Hasta que se dio cuenta de que el mundo era un robot y que nosotros éramos lo que hacía que funcione, cada persona era como una pequeña herramienta que ayudaba a que algo funcionase, y si esa herramienta no está, todo deja de funcionar. Lo que quiero decir es que todos estamos hechos para algo, para ser algo, y si tu no estás, todo se vuelve abajo, tus seres queridos por ejemplo. Tu hermano, es un luchador, créeme que ganará esta batalla, te lo prometo. Si tu hermano ve que dejas de funcionar, él se vendrá abajo como ya te he explicado antes -expliqué sosegada.

-Yo... No sé qué decir, de verdad... Muchas gracias -dijo Camille entre sollozos -¿podría ser parte de vosotras? Quiero decir, ¿puedo ser vuestra amiga?

-¡Claro que sí! Donde caben 2 caben 3. 

^^LA DOBLE CARA DE LA DAMA Y EL CABALLERO^^Where stories live. Discover now