Capítulo 9

3 0 0
                                        


Capítulo 9 

Lo único que quiero ahora mismo es un poco de tranquilidad, he tenido un día demasiado ajetreado. Escuchar a los grillos cantar de noche mientras ves el jardín, por ahora es el mejor plan sinceramente. Los chicos ya se han ido a sus habitaciones. Yo me he quedado aquí y no hay ningún porqué, bueno sí, sí hay uno, quiero estar un poco sola, disfrutar de la soledad. Una de las razones por las que me gusta leer es porque lo tienes que hacer sola, al igual que escribir, en algunos casos se puede hacer con alguien, pero normalmente estas actividades son individuales. Silencio y soledad, son motivos por los cuales a la gente como yo, nos gusta estar solos, simplemente te hace reflexionar todo lo que no reflexionas en un día. Durante el día pensamos continuamente, pero habitualmente no pensamos hasta llegar a una conclusión, y para llegar a eso necesitamos pensar muy profundamente. Estar contigo mismo es bueno para la salud, hablas contigo y te conoces, no hay mejor que eso. La gente no valora esto, y realmente es un valor que tenemos todos pero la mayoría no lo disfruta, de hecho hay gente que se entristece con la soledad. Aunque, cada persona y cada mente es un mundo y no somos quienes para juzgar a nadie, pero lo hacemos, porque cuando juzgamos a la gente nos sentimos mejor con nosotros mismos, eso no debería ser así, pero de esta manera nos hemos mentalizado.

-¿Te puedes ir por favor? -una voz ronca interrumpió mis pensamientos.

Yo me giré para ver quien era y por encima de mi hombro vi al chico de ojos Hazel.

-No, lo siento, yo estaba aquí antes -murmuré con un tono sosegado.

-Pero es que yo vengo aquí todos los días.

-Siéntate si quieres pero no hagas ruido -dije yo. No era lo que más deseaba en estos instantes pero era la única opción que quedaba.

-Es que quiero estar aquí solo, siempre vengo solo.

-Oye, yo también quiero estar sola y no hago tantos problemas. Siéntate y cállate.

-Eso es injusto.

-No, injusto es que yo esté aquí bien pacífica disfrutando de mi soledad y vengas tú y me arruines todo.

-¿Perdona?

-Estas perdonado -dije, me levanté del suelo, y me fui, estaba cansada de discutir.

Estaba prácticamente corriendo dirigiéndome a otro sitio para poder relajarme, pero de repente alguien me agarra del brazo y me gira hacia él. Era Gabriel. Estaba solo a centímetros de su cara, podía notar su respiración, una oleada de calor recorrió todo mi cuerpo y de pronto lo veía aún más guapo. Podía ver cada uno de sus lunares y pecas de la cara, cada detalle lo hacía ver aún más precioso.

-A mí no me vuelvas a faltar el respeto -dijo tensando la mandíbula. Estaba tan guapo que no me molestaba lo que había dicho.

-Vale -de repente me di cuenta de lo que acababa de decir y me dí una bofetada de lo tonta que había sido al decir eso. Estaba tan embobada que ya no era consciente de lo que decía.

-¿Qué estás haciendo? -espetó sorprendido.

-Abofetearme por no responder cosas coherentes.

-Pues no le encuentro nada de malo a la respuesta -respondió burlón.

-Volviendo al tema, no te he faltado el respeto en ningún momento, de hecho, te he dejado el lugar que tanto deseabas para ti, ¿Qué más quieres? Has sido tú él que me ha seguido...

-No me arrepiento de haberte seguido, si no lo hubiera hecho, no hubiera visto como te hacías daño...

-No eres normal, lo tengo más que claro.

^^LA DOBLE CARA DE LA DAMA Y EL CABALLERO^^Where stories live. Discover now