^^LA DOBLE CARA DE LA DAMA Y EL CABALLERO^^

Capítulo 5

Capítulo 5 

Los pequeños rayos de luz que entraban por la persiana se topaban en mi rostro haciéndome fruncir el ceño y estar incómoda. Había pasado muchas noches en vela, ya que estaba nerviosa por el instituto. Y hoy no fueron una de las mejores noches, sin duda, tenía mucho sueño por los demás días sin pegar ojo y no había manera de parar de dar vueltas sobre mi eje en la cama.

Al levantarme, tambaleando ya que aun estaba medio dormida, fui hacia el baño y al mirarme al espejo, vi que tenía unas ojeras azules con exceso y pronunciadas y mi rostro bien amodorrado, no conservaba un buen aspecto. Disgustada por la somnolencia que llevaba encima, me dirijo a la cocina para hacerme unas rebanadas de pan con mermelada y mantequilla. Estableciendo sobre la silla de la mesera de la cocina, me dispongo a comer el desayuno. Pero no aguanto más, apoyo los codos sobre la superficie de la mesa y poso mi cabeza en mis puños presionando mis pómulos. Y allí me quedé, pernoctada desayunando.

3 horas más tarde...

-¡Florence! ¿¡Que haces dormida a estas horas!? ¡Vas a llegar tarde al instituto! -una voz suave invade mis dulces sueños, era Michel.

-¿Que? -dije con un tono sosegado y adormilado.

-¡Florence, hoy es tu primer día de instituto y vas a llegar tarde! ¿Eres consciente de ello?

-No, la verdad es que no soy consciente -proclamé con una risa forzada y los ojos entrecerrados.

-Basta de ironía Florence, ves a ponerte alguna vestimenta formal, no vayas a ir en pijama...

-Esta bien...

Algo muy común que pasa entre las mujeres es que tenemos el armario lleno de ropa, y aun así decimos que hay que comprar más prendas. Y ahora mismo tengo ese dilema, no sé qué ponerme para esta ocasión, quiero provocar una buena impresión ante los profesores, directores, estudiantes, etc. Al final opté por ponerme un vestido a cuadros amarillos muy veraniego, el escote era de cuello redondo, en los tirantes habían unos lazos de tela de seda dorados. La parte de arriba era muy tupida pero la parte de abajo era más redimido y me llegaba cuatro dedos más arriba de los muslos.

Michel ya me estaba esperando abajo cuando bajé los escalones de la habitación a la sala de estar, allí estaban todas las maletas y equipaje para irme a la academia. Muchos nervios recorrían por mis venas, lo único que sentía ahora mismo era emoción.

-¿Lista? -reprochó Michel.

-Más que eso -dije con una leve sonrisa.

***

Y aquí es cuando emprendo el viaje hacia el Valle de Loire. Estoy en el coche viendo la carretera, alrededor se ven los prados y cerezos, una maravilla sin duda. También puedo observar las hojas secas ya por el otoño. Decido abrir un poco la ventanilla del vehículo ya que tenía calor, siento la brisa que choca contra mi cara y noto ese olor a naturaleza que tanto amo. Son esos momentos donde lo único que sientes es felicidad, que todo te parece bien y nada te viene mal, la mejor sensación del universo yo creo. Ojala nos sintamos todos así en todo momento, pero es imposible, nada es perfecto ni mucho menos.

-Ya nos estamos acercando al aeropuerto, ¿podrás dejarte llevar por las indicaciones que te voy a dar, sola?

-Creo que sí... Aunque debo admitir que me da un poco de pánico.

-A ver... En primer lugar, lo que debes hacer es cerciorarte a tu terminal de salida, como ya sabes los aeropuertos normalmente están divididos en varias terminales. Una vez situada a tu terminal de salida, verás dos tipos de indicaciones, las llegadas y las salidas, habitualmente, las llegadas coinciden con la planta baja, y las salidas con las plantas superiores, tú te tienes que dirigir a las salidas. Cuando estés en la zona de salida tienes que ir hacia las pantallas donde aparecen los horarios de salida de vuelos... -explicaba Michel.