Capitulo 25

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Esta maratón de capítulos va exclusivamente dedicado a la ofendida de Mafer

Disfrútenlo.

Los niños y yo salimos del restaurante en ese momento llega el carro que nos llevara a Cuernavaca, me subo y Libi agarra mi maleta para irnos

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Los niños y yo salimos del restaurante en ese momento llega el carro que nos llevara a Cuernavaca, me subo y Libi agarra mi maleta para irnos. Mientras estamos en la van el conductor pone música y nos ponemos a cantar los tres con toda la felicidad del mundo hasta que suena una canción que me toca el alma, que de nuevo estoy destruida. Esa canción llamada "Coincidir" una canción romántica pero también demasiado dolorosa.

"Hay historias de amor que nunca terminan, que se esconden tras la vuelta de tu esquina" "Era tu historia se cruzo con la mía, tanta gente ahí fuera y coincidir aquel día" Y cada palabra que sale de esa canción me duele, es un balazo a mi corazón y cada vez detesto más esto, que cualquier cosa me lo recuerde, un lugar, una canción o lo que sea, me causa conflicto y me enoja conmigo misma que deje de disfrutar las cosas por pensar en el y en mis malditos sentimientos hacia el. Solo desearía que se borraran esos recuerdos un momento, solo quiero ser feliz, quiero dejar de ser tan sensible con el y yo siempre he sido fuerte pero el se convirtió en mi debilidad, cualquier cosa que tenga que ver con el me duele.

Me levanto del asiento donde me encontraba sentada, me dirijo al que se encuentra en la parte de atrás, abro la ventana y siento la brisa en mi cara, un aire de paz por un momento hasta que desgraciadamente mis lagrimas empiezan a correr, quiero gritar, gritar de enojo por sentir esto, porque en este momento no se quien soy, no me conozco, esta no es la Darían Rojas que es fuerte, la que no tenia debilidades. Al fin y al cabo yo me volví la debilidad de Jean y el la mía que si uno esta feliz, el otro también lo estará, si Jean esta mal yo lo estoy con el. Cuando estoy a punto de gritar por la ventana sin importar nada Libi se sienta a mi lado.

—Con que Laura lo beso—Dice Libi sin mirarme.

—Si—Le digo agregando un suspiro y aún mirando la ventana.

—Dime que aunque sea le pegaste—Me dice Libi por fin mirándome.

—Si... le di una cachetada—Le digo mirándolo.

Ambos nos quedamos mirando sin decirnos nada, hasta que el suelta una risa en un tono bajito y yo me le uno, nos reímos de las desgracias entre yo y Jean. Después de llorar vale un poco reír, reír de todo lo malo que me pasa en este momento. Y es que si me pongo a pensar bien lastimosamente con Jean viví más cosas malas que buenas estando metidos en esta relación sin sentido, sin explicación y aunque mi yo del pasado nunca habría dicho esto, mi yo de ahora sí, tal vez no debimos dejarnos llevar tanto; yo amo demasiado a Jean pero ya me pienso a cuestionar si lo que en realidad estamos sintiendo amor y no una obsesión, una necesidad de tener al otro en nuestras vidas, que nos acostumbramos tanto a estar con el otro que separarnos es lo más difícil y si mi yo del pasado en ese momento de pasar a otro paso con Jean hubiera sabido que sufriría tanto esto con Jean, ella habría elegido quedarse siendo solo amiga de Jean.

Recuesto mi cabeza en el hombro de Libi y me quedo profundamente dormida, cuando despierto ya estamos al frente de la hermosa casa en la que vivirá Privé ahora, es demasiado grande, blanca y bonita.

—Toma—Me dice Libi entregándome las llaves de la casa mientras nos bajamos de la van.

—¡Gracias!—Le digo a Libi emocionada.

Abro la casa, lo primero que esta a mi vista es una hermosa entrada con una fuente acompañada de un camino lleno de piedras y cuando voy a abrir la puerta principal se me adelanta Marian abriendo la puerta desde el interior, ella sonríe al verme pero su sonrisa acaba de desvanecer al ver mis ojos rojos por el llanto que sufrí hace unos momentos. Ella solo se acerca a mi, me abraza con todas mis fuerzas sin querer soltarme nunca, yo repito el movimiento y no la suelto para nada, hasta que por fin terminamos el abrazo y y o entro a la casa, me encantaría verla completa ahora, pero estoy demasiado cansada para eso.

—¿Dónde esta mi habitación? Quiero dormir.

—Vamos, te llevo—Dice Marian agarrando mi mano.

Subimos por las enormes escaleras hasta llegar al segundo piso, en este piso se ven como tres habitaciones. Mientras recorremos el pasillo Marian me dice de quien es cada habitación.

—Mira esta que esta aquí es la mía—Damos un paso—esta que le sigue es la de Jean y Libardo—Seguimos avanzando—Por ultimo esa que esta subiendo estos escalones es la tuya.

Olvido por completo las palabras que dice Marian después de decir que Jean y Libi se quedan en este piso.

—¿Jean y Libi se quedarán en este piso?

—Si, ellos van a compartir habitación y esta es la habitación más grande de la casa, pero ven vamos a la tuya.

Abrimos la puerta, es una habitación bastante amplia, Marian le puso mis cosas para que no se viera tan vacía mientras planeamos la remodelación, me dirijo a la cama, me siento y suena mi teléfono, es Jean.  "Hola Fer ¿Te puedo llamar?" Jean nunca que su vida me ha dicho "Fer", solo cierro los ojos, apago el teléfono y suspiro.

—¿Qué te hizo Jean?

—Nada—Respondo en el tono más seco posible.

—Donde yo me entere que te hizo algo Darían Fernanda te juro que lo mato con mis propias manos y sin dudarlo, ya descansa—Dice Marian saliendo de la habitación.

—Descansa.

Estoy preparándome para hablar telefónicamente con Jean, después de ese momento que salí por la puerta del departamento en Bogotá no escucho su voz porque no me siento lo suficientemente fuerte para ver sus historias o para ver cualquier contenido que haya subido a redes. El teléfono empieza a sonar, es el y otra vez mis lagrimas quieren caer, pero no las dejare derrumbarme ahora.

—¿Aló?—Digo con la voz temblorosa.

—Fer...—Dice Jean con la voz más dolorosa que he oído en mi vida.

Cierro mis ojos al escuchas eso, aprieto mis labios para soportar el llanto, por fin lográndolo.

—Te extraño—Me dice Jean con la voz temblorosa, esto desborda mi llanto.

—Te extraño Jean—Le digo llorando.

—Baja a la entrada de la casa.

—¿Qué?

—Baja—Cuelga el teléfono.

No entiendo lo que acaba de pasar, me limpio las lagrimas para bajar a la entrada sin entender nada, cuando estoy abajo todos están sentados en la sala mirándome sin decir una sola palabra, pero claramente están esperando que abra esa puerta. Me acerco a la puerta, la abro y salgo por el camino de piedras hasta por fin llegar a la puerta principal, me tiemblan las manos de solo pensar lo que esta o quien esta afuera. Abro la puerta y es Jean, esta parado frente a mi, parece que ahora estamos en cámara lenta donde solo estamos el y yo.

Querido destino ¿A qué juegas?


"Tu lograste ser la excepción"Where stories live. Discover now