9. Alcohol para festejar y olvidar.

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Andy.

Nunca había venido a Cuenca, una ciudad al sur del Ecuador, pero por esto sería una oportunidad para conocerla. James y Merie me acompañaron esta vez porque tanto como Zabdiel, su padre y el mío habían ido a Colombia para un evento y de paso obtener algunas piezas para el auto. Cabe recalcar que mi hermana por su embarazo no estará en la zona de los autos sino observando desde un graderío improvisado para las personas que verán las competencias el que estaría ahí era mi cuñado y el resto del equipo.

Habíamos llegado pronto, nos instalamos en un hotel y partimos inmediatamente a donde se realizaría la competencia. A diferencia de las ciudades que contamos con un autódromo las carreras se realizan en las calles, en donde sí, posibilita un riesgo a los presentes pero es emocionante para ellos dado que pueden ver la competencia sin pagar dinero y completa, lo que no existía en ambas pistas.

En todo el viaje James y Merie me mencionaban el riesgo de esa modalidad, que las curvas cerradas, lo que algunas personas se cruzaban y así.

Si supieran que estamos más que preparadas porque corríamos en las carreras clandestinas.

Solo toca lucirse, como siempre.

Nos convocaron a todos los corredores para conocer el lugar que ocuparíamos y en que manga iríamos; Christopher y Joel estaban ahí pero no los saludé porque conversaban animadamente con otros competidores. Era la única mujer pero los demás no repararon en mí, lo noté porque yo quería coger un papel de la bolsa de uno de los patrocinadores y todos me empujaban además de adelantarse a hacerlo; quedé al último pero dentro de la funda no había ningún papel más.

—Disculpe, creo que alguien agarró un papel de más. — le comento intrigada.

—Ah lo siento, debes ser Andrea Presney. — asiento. — La cosa es que para usted su posición es la última de la última tanda.

—¿Pero por qué? Ni siquiera he cogido mi número como el resto. — el realiza un ademán de no saberlo. — Es injusto.

—La vida es injusta, niña.

Dime una razón Andy 2.0 para darle una cachetada.

Bueno que son capaz de descalificarte, no participaras y ellos ganaran.

Es un excelente argumento.

A pesar de respirar profundo y tratar de tranquilizarme no podía, aún más cuando les dije de mi desafortunada situación al equipo y ellos alegaron que desde esa colocación era evidente la derrota.

Ya iba a empezar la competencia, cada equipo tenía una carpa y un televisor para observar y todos los miembros sin importar de la provincia que fuéramos estábamos ahí. Todavía me invadía una ira tremenda por el menosprecio hacia mi persona y la tremenda desventaja que tenía.

—Suerte. — su voz capta mi atención y lo observo.

—Gracias. — le digo en tono cortante, no quería explotar con Christopher y dejarle ver alguna debilidad de la que él pueda aprovechar.

—Sé lo que hicieron contigo...

—Ya da igual, les demostraré a todos que se equivocaron de persona para querer aplicar una de sus estrategias.

—Solo ten cuidado por favor. — lo miro confundida.

Él iba a pronunciar algo pero una chica demasiado guapa con un atuendo que dejaba volar la imaginación se acercó a su oído, le susurró algo a lo que el asintió, fue conducido por ella, despidiéndose de mí con un movimiento de cabeza. ¿Quién era ella? ¿Era su novia acaso? Si era así ¿Por qué no me lo dijo?

Legado/Christopher Vélez/CNCO (COMPLETA)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant