59

13.3K 2.3K 142
                                    

Joan nos confirmó unos minutos más tarde que todos sus amigos estaban bien, ni siquiera se habían enterado de la avalancha porque ninguno había salido de casa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Joan nos confirmó unos minutos más tarde que todos sus amigos estaban bien, ni siquiera se habían enterado de la avalancha porque ninguno había salido de casa. Aquello me tranquilizó, no es que por descubrir a Nicola en la cama con Verónica deseara que fueran sepultados por la nieve, siendo sincera, no podía culparles de caer en la tentación. ¿No había hecho yo precisamente lo mismo anoche?, ¿No me había dejado arrastrar por los instintos más bajos de mi cuerpo? Ahora mi mente racional y fría me gritaba por lo que había hecho, me recriminaba haberme dejado llevar por esa clase de sentimientos sin tener presente todo el daño que él me había hecho.

La noticia de la avalancha debió llegar a todas partes del condado, porque recibí el mensaje de preocupación por parte de mis amigas. Aproveché que Vanessa había regresado a casa para escaparme de la mía con aquella excusa.

Necesitaba contarle lo sucedido a alguien o explotaría. Tenía que tener una opinión ajena a la mía de lo sucedido o me volvería loca.

Si. Más loca de lo que de por sí estaba si me había acostado con Joan.

Cogí el primer autobús que pasó por la parada más cercana a casa. No se dirigía hacia la dirección que necesitaba, pero no me importaba, por alguna razón había intuido las intenciones de Joan para hablar conmigo a solas y había salido despavorida antes de que eso ocurriera. Tenía que aclarar mis ideas, sobre todo por el remolino de sentimientos y culpabilidad interna que sentía.

Algo en mi me decía que me había traicionado a mi misma y a mis convicciones dejándome llevar por lo que él provocaba en mi cuerpo. Eso sin contar con que aún no tenía del todo claro si serían sinceros sus sentimientos.

Se había acostado conmigo. No me había tratado mal en ningún momento, pero siendo sincera conmigo misma, ¿Qué podría esperar de aquello? En solo unos meses él se marcharía y con toda probabilidad se acostaría con más de una universitaria que conociera en su campus. Joan era guapo, estaba bueno y tenía la facilidad de que cualquier chica se acercara a él con solo chasquear los dedos.

No es que me hiciera vanas ilusiones con tener una relación junto a mi hermanastro —una palabra que odiaba a muerte—, pero la situación de por sí era complicada, más aún si añadía el hecho de que se había estado burlando de mi hasta hacía solo unas semanas.

«Quería alejarte de mi»

¿Sería verdad que deseaba alejarme de él?, ¿Qué todo lo que había dicho y hecho solo era para tener el efecto deseado?

Quería creerle al mismo tiempo que no me tragaba ninguna de sus palabras. De él solo había llegado odio, dolor y sentimientos encontrados al mismo tiempo.

—Ya puedes tener algo bien gordo que contarme porque escaparme de casa me ha costado una discusión con mi madre y seguro que me termina castigando cuando regrese —dijo sentándose en la mesa que acababa de ocupar en aquella pequeña cafetería.

Hacía un día lluvioso, aunque apenas llovía y lo cierto es que eran de esos días en los que apetecía quedarse en casa si no fuera porque la persona que estaba en ella era de quien precisamente rehuía.

—Me he acostado con Joan —solté sin medias tintas.

Si iba a decirlo de todos modos, ¿Qué más daba como lo hiciera?

—¿Qué te has acostado con Joan? —gritó mi amiga atrayendo la atención de las cuatro personas que había en la cafetería.

—Gracias por hacer que se entere todo el mundo —susurré tapándome la cara con las manos.

—Dime que es una broma de muy mal gusto, Andrea —reiteró sentándose y esa vez en un tono de voz más bajo.

—Eso quisiera yo, que hubiera sido una broma, pero no, no lo es —afirmé cogiendo el batido y dando un buen sorbo a la pajita como si eso calmase mis nervios.

Sabía que ahora vendría una retahíla de preguntas, las suficientes para llegar al punto en el que había podido producirse aquello.

Después de revelar que mi relación con Nicola no era real hasta hacía muy poco y los intentos de Joan porque finalizara esa inexistente relación, llegamos al punto en el que había pillado a Verónica en la cama con mi supuesto novio y en la que yo terminé en la cama del supuesto suyo.

Si lo analizaba, casi parecía irónico.

—Si me pinchan no sangro, Joan Baker colado por ti, mira que la idea pasó por mi mente debido a como actuaba contigo, pero nunca creí que pudiera suceder —susurró pensativa—. ¿Y qué vas a hacer ahora?, ¿Vas a perdonar como te trató todo este tiempo?, ¿Vas a intentar tener algo con él? Eso sin contar con que realmente tenga buenas intenciones después de como se ha comportado hasta ahora. Además, sois hermanastros, ¿Cómo crees que va a reaccionar tu madre cuando se entere?

«O peor aún; su padre» pensé.

No. En definitiva mi relación con Joan estaba destinada al fracaso desde mucho antes que iniciara, aunque tampoco podía denominarse relación siquiera.

—Todo es demasiado complicado. Mi vida se volvió un caos desde que mi madre se casó con Paul —susurré terminando el batido y dejándolo a un lado.

Necesitaría mil como esos antes de tomar una decisión y mi amiga no me ayudaba en nada. No existía elección buena. Hiciera lo que hiciera no estaría conforme con ninguna de ellas, eso sin contar con lo que fuera que opinaba Joan respecto a lo sucedido entre nosotros.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Andrea y sus neurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora