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Hola bellas florecillas!!! Esta semana estaré subiendo a mi cuenta de Instagram adelantos y spoilers sobre este trío... ¡No os lo perdáis!

No sabía si mi madre estaría en casa o no, pero de lo que estaba segura es de que él creía que no lo haría, que jamás llamaría la atención y no me extrañaba que lo hiciera porque llevaba más de un año callándome el trato que recibía fuera de casa ...

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No sabía si mi madre estaría en casa o no, pero de lo que estaba segura es de que él creía que no lo haría, que jamás llamaría la atención y no me extrañaba que lo hiciera porque llevaba más de un año callándome el trato que recibía fuera de casa por parte de él.

Grité.

Chille con todas mis fuerzas mientas pataleaba en mi intento por deshacerme de él y noté como abría sus brazos dejándome libre por lo que no perdí el tiempo para escapar de él.

Cerré la puerta de mi habitación con cerrojo y comencé a caminar hacia atrás sin perderla de vista. ¿Acaso temía que entrara?, ¿Temía lo que pudiera hacerme? No. En realidad no le temía a sus actos, sino a los míos porque sería capaz de responderle.

Mi corazón latía desesperadamente, podía sentir el bombeo en mi pecho constante aturdiendo mis sentidos. Joan sacaba lo peor de mi, lo más oscuro y recóndito de mi interior y aún así no lograba comprender porque no era capaz de olvidar ese encuentro en el bosque.

Nadie vino a mi habitación. Ni Joan, ni mi madre, ni Paul en su defecto. Estaba claro que nuestros padres no estaban en casa o de lo contrario mi madre había ido a investigar. No era tan tarde como para que estuvieran acostados y debía haber intuido que habían salido cuando todo estaba apagado.

Él lo sabía. Sabía que no había nadie en casa y por eso había dicho que podía gritar pero no pensaba soltarme. ¿Entonces porque lo hizo?, ¿Por qué me soltó si sabía que ni mi madre, ni Paul acudirían a mi rescate?

Nunca comprendería los actos retorcidos de Joan. Su mente maquiavélica y aquella presuntuosidad inaudita con su afán de salirse siempre con la suya dominando a todos. Solo había que ver como le había dado ordenes a Nicola tan solo unos minutos antes, era insólito que se creyera el rey del mundo y que nadie, absolutamente nadie le parase los pies.

No iba a dejar que dominara mi vida y tampoco mi mente. Debía estar feliz, realmente debía gritar de absoluta felicidad porque mi relación con Nicola ahora era completamente real y verdadera, sin embargo ese idiota había estropeado todo con su aparición.

—¡Te odio Joan Baker! —grité lo más fuerte que pude sabiendo que solo él me escucharía—. ¡Ojalá te pudras en el infierno! —chillé llena de rabia apretando los puños mientras aporreaba la puerta de mi armario de un manoteado intentando sacar así la furia que me corroía por dentro.

Escuché un portazo seguido de pasos fuertes por el pasillo. No sabía si intentaría abrir mi puerta pero que lo intentara, porque estaba dispuesta a clavarle las uñas si hacía falta.

No lo hizo. El sonido se alejó y sentí como bajaba las escaleras hasta que finalmente dio otro portazo en lo que supuse sería la puerta de entrada a casa y después escuché el sonido del motor de su moto.

Me asomé a la ventana y allí estaba, colocándose su casco justo antes de pisar el acelerador y salir como un rayo hasta perderse tras la arboleda.

¿Dónde demonios iba?, ¿Por qué se marchaba?

Me importaba un comino donde fuera. Por mi como si se estrellaba.

—Malnacido.... —susurré quitándome la ropa y tirándola con desgana—. ¡En que momento mi madre se tenía que haber casado con Paul! —insistí como si necesitara desahogarme conmigo misma—. Bien podían haber seguido juntos sin necesidad de vivir juntos al menos hasta que hubiera ido a la universidad, ¿Tanto trabajo les costaba esperar unos años?

Si. Me alegraba por mamá puesto que se la veía muy feliz junto al padre de Joan, pero a mi esa relación me había amargado la existencia y lo seguía haciendo a pesar de todos mis esfuerzos para obtener lo contrario.

¿Qué le había hecho yo a ese idiota para que me tratara así?, ¿Por qué no me dejaba en paz y vivía su vida de una vez? Me importaba un bledo que estuviera o dejara de estar con Verónica, pero que hiciera su vida sin tener que entrometerse en la mía.

Me tiré a la cama en ropa interior, ni siquiera me apetecía ponerme el pijama. Además, con toda esa situación tenía hasta calor y a pesar de no haber mirado la hora, no debían ser ni las doce puesto que Nicola me había traído directamente a casa.

Fui a coger el móvil y me di cuenta de que no estaba. ¡Mierda! Se me debió haber caído cuando ese idiota me tiró al suelo. La despreocupación por saber que se había marchado me hizo no vestirme, sino que salí de mi cuarto y me dirigí hacia la habitación de Joan esta vez dandole al interruptor de la luz para encontrar mi puñetero bolso. A simple vista no lo encontré, así que comencé a rebuscar entre las cosas que yo misma le había tirado al suelo. Al parecer se había marchado importándole muy poco el desorden de su habitación. Esparcí toda la ropa sin encontrarlo, entonces dirigí mi vista hacia la esquina donde él tenía su escritorio, ¿Tal vez se cayera cuando le tiré el ordenador al suelo? Lo vi, estaba justamente debajo de la mesa, así que me incliné y extendí mi mano derecha para cogerlo. Al incorporarme vi que se me había pegado algo a en la mano izquierda, parecía un papel hasta que comprobé por el tamaño y forma que era una foto. Le di la vuelta solo para despegarmela de la mano con el convencimiento de que allí encontraría una bonita estampa de Joan y Verónica sonriendo, pero cuando mis ojos se posaron en el revelado no pude dar ćrédito alguno a lo que estaba viendo.

¿Qué hacía Joan con una foto nuestra en su dormitorio?

¿Qué hacía Joan con una foto nuestra en su dormitorio?

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Andrea y sus neurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora