Capítulo XLIII

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Diamond hizo aparecer el cilindro que le habían dado las sílfides y este de inmediato se transformó en su lanza-guadaña. Ella la movió cortando el aire a esperas de lo que sucedería. Allaric también había tomado su espada, pero la verdad era que estaba ciego como un topo, no la veía ni siquiera a ella que estaba en frente.

—Dianne...

—Sshh, no digas nada, Ric— le advirtió ella y otro rugido se sintió.

Ahora el lugar comenzó a estremecerse y se podía notar como que algo gigantesco se arrastraba desde el fondo de aquella cueva. Diamond miró hacia arriba, aquella criatura debía de ser gigantesca porque el techo de la cueva era muy alto. Se oyó otro rugido aún más fuerte y entonces ambos pudieron ver un destello blanco al final del túnel. No se movieron ni una pulgada mientras veían como aquel destello se convertía en un par de ojos que se acercaban cada vez más.

La criatura era inmensa, era una serpiente dragón que tenía un aspecto monstruoso. Aquello no era lo preocupante, lo peor de todo era que Diamond pudo notar como en la piel de esta habían grietas que dejaban ver el magma recorrerla. Fuego, su debilidad, la de ambos.

La criatura estaba a menos de un metro de ellos dos y ambos se encontraban a la defensiva. Allaric podía ver mejor pues la criatura iluminaba con su cuerpo el lugar. Lo gracioso es que no parecía haberles notado aun estando frente a sus narices.

—Creo que no puede vernos— susurró Allaric y entonces la criatura abrió su boca rugiéndoles mostrando sus colmillos de culebra.

Intentó darles un mordisco pero Allaric empujó a Diamond lejos y él se tiró para el otro lado haciendo que la criatura incrustara su rostro sobre la pared.

Diamond se puso en pie de inmediato y tomó su lanza. Trató de traspasar a la serpiente con ella pero ni siquiera le hizo un rasguño, su piel parecía hecha de rocas. Aquel ataque solo provocó más a la criatura que se removió y la agarró con su cola.

Comenzó a enrroscarla con ella y a comprimir sus huesos, le habría roto todo de no ser porque Allaric llamó su atención. Entonces esta soltó a Diamond fuertemente, haciéndola chocar contra una de las paredes y cayó inconsiente al suelo.

—Ven, lindura, ven con papá— le decía Allaric mientras se echaba hacia atrás para marcar distancia con la serpiente. Por su mente lo único que pasaba era por qué rayos, de todas las criaturas del mundo, tenía que ser una maldita serpiente lo que se encontraran en ese lugar.

No tenía suerte.

Ella intentó atacarlo pero este se movió en segundos lejos de su alcance. Trepó una de las paredes y saltó hasta caer en los lomos de la serpiente. Él enterró su espada en una de las grietas con magma, pidiendo para sus adentros que no se derritiera con aquello, porque la criatura se empezó a remover notando su ataque.

Casi lo tira de su lomos pero entonces dejó de removerse, aquello fue incluso peor porque esta se torció quedando de frente a él. Allaric no había calculado que si era una serpiente, debía de agarrarla por la cabeza, y no por el cuerpo. Aunque la verdad, él no tenía idea de cómo rayos se podía mover siquiera, así que no, no había calculado nada.

La monstruosa criatura abrió su boca en un rugido pero antes de  estampara sus dientes en Allaric, una flecha se le enterró en uno de sus ojos haciéndola soltar alaridos de dolor, había sido Diamond que hizo aparecer su arco en cuanto despertó y vio la situación. Él terminó cayendo de sobre el cuerpo de la serpiente porque comenzó a removerse aún más fuerte debido al anterior ataque. Diamond aprovechó el entretenimiento de la criatura para lanzarle una segunda flecha en su otro ojo mientras se movía hasta donde había caído Allaric. Llegó a él y este se levantó poco a poco.

Love You in Black & Blue (Dark Angel IV)Where stories live. Discover now