Capítulo XIX

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La mujer desconocida iba a romperle la cara a patadas a Allaric cuando alguien le empujó fuertemente alejándole de él. El mencionado levantó la vista un poco y la vio allí, a Diamond, vestida como la capitana que era y justo como la conoció, con el cabello corto y esa alucinante pinta con aires de grandeza que la hacían lucir sumamente bella, aunque ella era bella con cualquier cosa.

—¿Quién rayos te crees para tocarle, eh?— y ese reclamo fue de Diamond.

Ella venía llegando junto a Ezra cuando vio la escena de esa mujer golpeando a Allaric y... No pudo evitarlo, fue literalmente automático, o sea ¡Estaba patentado el apuesto rostro de Allaric! No, ni muerta dejaría que eso sucediera.

—¿Y tú quién eres para hablarme así?— la mujer le devolvió al pregunta y Diamond sonrió de medio lado caminado hasta llegar a un metro de ella.

—No te interesa quien soy y te hablo como me de le gana— le soltó y la mujer sonrió.

—¿Ah, sí? No me digas— dijo acercándose y tratando de amedrentarla.

O sea, es que tenía unos tacones que le hacían lucir horriblemente alta y había que admitir que no estaba tan mal, era bonita (es decir, Allaric estaba borracho y por eso no lo notó, pero lo era)

—¿Crees que me das miedo?— le preguntó Diamond arqueando una ceja viendo su actitud. Bien poco le importaba que fuera más alta con esos tacones.

—Nadie en esta isla me mira a los ojos, mucho menos me desafía— le soltó la tipa poniendo su mano sobre el hombro de ella haciéndole presión en un vano intento de doblegarla.

Diamond no pudo evitar reír indignada al notar lo que trataba de hacerle y le agarró la muñeca de la mano con la que le hacía presión para luego torcersela  hacia un lado bastante divertida.

—No sé quién rayos seas pero a mí nadie me humilla, no se lo permito a los hombres y mucho menos a las mujeres ¿Entendido?— le dijo molesta y la empujó lejos.

Se dio vuelta y caminó hasta Allaric que aún estaba en el suelo estupefacto mirando la escena. Ella se paró a su lado y le miró por encima del hombro.

—¿Estás bien?— le preguntó y él asintió como pudo, porque estaba embobado— ¿Hasta cuándo tendré que decirte que dejes de comportarte como un niño, vampiro?— se quejó molesta y él no tuvo tiempo a responder porque la otra mujer la volteó dejándola de frente a ella.

Diamond la miró alterada pero el cambio de color en los ojos de ella le impidió que respondiera. Sus ojos, antes de color hazel, tomaban ahora todos los colores del arcoiris girando y moviéndose dentro de sus pupilas.

—Arrodíllate— dijo la mujer y Diamond enarcó una ceja ¿Qué se arrodillara? Ay, pero ella no sabía quién era.

Diamond volvió sus ojos dorados y su cabello tomó su color azul natural dejando completamente al descubierto su parte de oceánide. Le retiró la mano de sobre su hombro a la mujer bruscamente y la alejó.

—Me parece que estás equivocada, querida— le soltó Diamond—. Lamento informarte que tus sucias artimañas no funcionarán conmigo— y dicho eso colocó su mano en el hombro de ella—. Más te vale pedir perdón por tratar de humillarme o te lo haré pedir de rodillas.

—Eso no va a pasar— respondió la mujer y Diamond pinto una media sonrisa bastante macabra.

—Está bien, si no es por las buenas...— sus ojos comenzaron a brillar dorado y la otra mujer comenzó a sentir una fuerte presión sobre su hombro.

Ella trató de resistirse pero sabía que sería completamente en vano. Una presión horrible se ejercía sobre su cuerpo a causa de Diamond, incluso las maderas que estaban debajo de sus pies comenzaron crujir. La mujer tuvo que arrodillarse ante ella sin más remedio aunque, obviamente, en contra de su voluntad.

Love You in Black & Blue (Dark Angel IV)Onde histórias criam vida. Descubra agora