Capítulo XXVII

267 82 43
                                    

—No puedes solo mirarlos, Dianne, si vas a provocarme de esa manera al menos bésame— dijo Allaric con sus ojos fijamente puestos en aquellos labios que le volvían loco y que moría por besar otra vez.

Tan cerca y a la misma vez tan lejos, sabía que aquella actitud era casi una súplica para que le dejase besarla ¿Qué podía hacer? Ella era su maldita obsesión, toda ella era su perdición, su adicción y venga a saber qué más. Si Ezra no sabía apreciarlo, pues él sí, y mucho.

Diamond sentía su respiración fallar por tenerlo tan cerca, quería huir, necesitaba empujarle y salir corriendo de allí pero su cuerpo no se movía. Era como si Allaric la hubiera hecho caer en un hechizo poderoso del cual no podía soltarse.

Ambos estaban en una burbuja de sentimientos, no había nada a su alrededor y parecía que lo que llevaban guardado desde hacía tiempo explotaría de una forma inesperada.

—Juega conmigo, Dianne— escuchó que susurraba él y vio como levantó la vista para mirarla a los ojos—. Juguemos este juego en el que yo siempre salgo perdiendo— bajó la vista a los labios de ella comenzando a trazarlos con su dedo pulgar—, juguemos a que juegas conmigo, juguemos a que me besas, juguemos a que lo deseas tanto como yo y luego...— se acercó aún más y ya sus labios rozaban—. Y luego rompe mi corazón si quieres.

Ella sintió su respiración fallar en ese instante y quedar totalmente rendida ante él. Sus labios no necesitaban mucho para que aquel contacto ocurriera, sin embargo, el destino tenía otros planes.

Un aullido se escuchó venir desde afuera seguido de un fuerte estruendo que los sacó a ambos de aquella burbuja. Sus cuerpos quedaron completamente juntos por el fuerte movimiento del barco, Allaric tenía su rostro frente a la pared a un lado del de Diamond.

—¿Qué fue eso?— preguntó ella tratando de descifrar lo que ocurría.

—No lo sé, pero sea lo que sea se las va a ver conmigo por interrumpirme— respondió él alejándose para quedar de frente a ella—. Yo quería jugar— dijo haciendo puchero y Dianne rodó los ojos.

—Yo no dije que aceptaba el juego— en ese instante un aullido más fuerte se sintió y otro estruendo—. Debemos salir, vampiro, no creo que esto sea algo simple—le apartó y comenzó a salir hacia la cubierta.

Allaric la siguió y en instantes ambos estaban observando lo que acontecía. Era de noche pero aquellas manchas negras que le tapaban la vista del luminoso mar de estrellas que adornaban el firmamento, eran cosas aterradoras. Los grandes y redondos ojos blancos eran lo único que se les veía con claridad, pero parecían agujeros de vacío que se tragan toda luz a su paso, como si no soportasen el brillo y precisasen de la más funesta oscuridad.

—¿Qué rayos...?— sintió Diamond que decían a sus espaldas y notó que Joker había salido.

—¡Todos vayan dentro de la nave!— la voz de Chastian se hizo resonar por toda la cubierta mientras bajaba hacia ellos. No es como que hubiera alguien más por ahí aparte de ellos, Anagashi, Harlequin, Killian, Clarisse y Ezra, que venían saliendo en ese instante también.

—Esto no es bueno, debemos entrar ya— dijo Harle y ella misma comenzó a pregonar lo que Chastian había dicho mientras iba hacia dentro de la embarcación.

—¿Qué son esas cosas?— preguntó Clarisse en un hilo de voz, temblando de miedo y Killian, que estaba a poca distancia, lo notó.

Se acercó y le tomó de la mano. —Ve para adentro, no puedes estar aquí en ese estado.

—Pero...

—Si está asustada es mejor que se vaya —intervino Ken que había escuchado todo—, a estas criaturas se les provoca con el miedo.

Love You in Black & Blue (Dark Angel IV)Kde žijí příběhy. Začni objevovat