—¿No has pensando en renunciar?

—¿Qué?— abrí mucho los ojos, eso no me lo esperaba.

—Solo digo, Rose. ¿Recuerdas lo que me dijiste cuando te ofrecí este trabajo que tienes ahora?

—Que solo será un trabajo temporal, no pienso quedarme ahí más de dos años.— Repetí mis propias palabras.

—Estas a punto de cumplir cuatro años trabajando para Harry.— Apreté los labios porque era verdad. —Ni siquiera estar ejerciendo tu carrera. Tienes muchos títulos como para ir a cualquier empresa y presentarte en una entrevista de trabajo.

—No puedo.

—¿Por qué no?

—Yo solo...no estoy preparada para este, uh, gran paso.

—Eso es una mierda, tú naciste preparada para ejercer tu carrera. Al principio pensé que te gustaba la rutina y trabajar ahí, pero últimamente te he visto tan estresada...— me miro triste. —Tan enojada con él, sus gritos peleándose se escuchan por todo el edificio, cariño.— Se rio entre dientes.

—No nos peleamos...— ella me miro mal. —No tan seguido.— Añadí.

—Los he escuchado por lo menos dos veces por semana.— Baje la mirada y sentí la mano de Selena pasar por mi cabello. —Ya no es sano que trabajes ahí, Rose. Ya es tiempo que realmente te alejes de él y seas una verdadera editora.



•••



Selena y yo ya habíamos regresado a mi casa, estábamos envolviendo los regalos de Austin y compañeros antes de que mi amigo venga y se dé cuenta de lo que compramos. Habíamos puesto música para que no sea tan aburrido y hablábamos, realmente trataba de seguirle la corriente de lo que me estaba diciendo pero yo seguía pensando en lo que ella me dijo cuando estábamos en el restaurante.


¿Debería renunciar? ¿ya es tiempo que busque otro trabajo?


Selena sabía que seguía pensando en eso, por eso trato de distraerme. Cuando Austin llegó, había traído la cena, los tres nos sentamos a comer y dejaba que ellos dos hablaran, yo no tenía nada que decir ahora. Más tarde, Austin nos ayudó a poner el árbol de navidad y Selena ayudaba con las decoraciones. No sé cuánto tiempo pasamos así, pero al momento que Selena se fue a su casa, ya eran casi las diez de la noche.


—Estoy tan cansada, iré a mi habitación. Buenas noches, Austin.— Bese su mejilla y me dirigí a mi cuarto, pero antes que me eche en la cama, mi celular sonó. Misteriosamente sabía que era él.

—Harry, ¿todo está bien?

—Hola.— Su voz sonaba triste.

—¿Pasa algo?— me senté en el piso y pegue mi espalda a la puerta.

—Yo, uh, solo quería...escuchar tu voz.


Mi corazón se ablando por sus palabras.


—Bueno, me estas escuchando ahora.

—Y se siente tan jodidamente bien.

—¿Estás seguro que estas bien? ¿tomaste tus pastillas?

—Sí, enfermera.— Se burló de mí y casi podía imaginarme la sonrisa que tenía en su rostro. —Aunque estas pastillas me están poniendo muy depresivo ahora, fue lo único que me dio el valor de llamarte ahora.

The Proposal. {h.s}Where stories live. Discover now