𝟚𝟛. 𝕊𝕒𝕝𝕝𝕠𝕨

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Blas había llegado a Hogwarts hace apenas unos minutos, tras una larga despedida por parte de sus padres en el andén, un pesado viaje en tren, y una subida empinada.

Cuando al fin estuvo dentro del comedor empezó a engullir la comida, hambriento, sin muchos miramientos. 

No es que en su casa no le alimentaban, por supuesto que lo hacían, es que la comida de Hogwarts era un tesoro en comparación a la que hacia su padre.

El chico porfin levantó la mirada cuando su plato se quedó completamente vacío. El comedor estaba como siempre, todo el mundo a lo suyo sin reparar en él.

Dirigió sus ojos hacia Lily durante unos segundos. No la miraba porque la gustará, como solía pasar con otros chicos de su edad, si no porque la admiraba.

Mantuvo la mirada en su plato vacío, mientras pensaba.

A la pelirroja la resultaba super fácil acercarse a hablar con todo el mundo, y tenía muchísimos amigos, seguro que su apellido también había influido en algo. El suyo desde luego no influiría en nada, ni siquiera era de verdad.

Su padre se había cambiado el apellido cuando salí del orfanato donde estuvo encerrado hasta los dieciocho años. No quería tener nada que ver con la familia que supuestamente lo había abandonado, claro que en ese momento no sabía la historia real.  Ahora sus apellidos eran: Bridge Fields. Bridge, el nuevo apellido de su padre, y Fields, el de su madre.

En ese momento volvió a alzar la mirada, lo más disimuladamente posible, hacia la pelirroja aunque la retiro en apenas décimas de segundo temeroso de que alguien le pillara observándola.

Su mente se quedó en blanco durante unos segundos, pero inmediatamente después giró su cabeza drásticamente sin importarle nada que el resto del comedor le viera observar a la pelirroja.

Sus ojos no le habían engañado.

A su lado, había otra pelirroja, sólo que está tenía los ojos grises y era idéntica a la de las fotos de la casa.

¿Cómo podían existir dos personas iguales en dos tiempos distintos? Seguro que si era posible, pero Blas no lo entendía del todo.

Después simplemente se encogió de hombros pensando: "cosas de genética". No tardo mucho en volver a llenarse el plato y seguir comiendo. Una vez que hubo terminado subió a la sala común de Gryffindor con el resto de la casa. 

Blas no estuvo mucho rato en la sala, leyó un par de paginas del libro que se había empezado antes de navidades y después se fue a su habitación para prepararse para el día siguiente. 

*****

El chico se despertó treinta minutos antes de la hora por culpa de voces en la sala común. Blas tenía el sueño muy ligero, así que cuando alguien hablaba demasiado alto en la habitación continua, o la sala común, siempre se despertaba y normalmente le costaba mucho volver a dormirse. 

Sacudió su cabeza terminando de desperezarse y se levantó tratando de hacer el menor ruido posible para no despertar a sus compañeros de habitación. A regañadientes empezó a arreglarse. Una vez que tuvo su túnica puesta, cogió sus libros y bajo a la sala. Tenia pensado empezar a repasar un poco lo que daban ese día, quería empezar ese trimestre con buen pie. 

Cuando llego vio que los Potter y algunos de los Weasley estaban sentados en el sofá, Blas les dirigió una mirada antes de sentarse en un sillón granate que había en una esquina. Abrió el libro de transformaciones, por la pagina noventa y seis, era en la que se habían quedado antes de las vacaciones, y comenzó a leer, tratando de ignorar las voces que daban los adolescentes cerca de él. 

---» 𝕆𝕃𝕀𝕍𝕀𝔸 «--- J.S.P.Where stories live. Discover now