XIX

52 4 6
                                    

Si una persona entre esas hubiera parado a mirar alrededor y prestar atención a la gente en vez de andar mirando su teléfono, pudiera haber escuchado a una persona llorar en una aula vacía.

Y ahí estaba siempre él, parando a ver el mundo mientras los otros dejan que el mundo les vea.

Sabía que escuchar conversaciones ajenas estaba mal y que aún peor si esas conversaciones eran sobre algo que hacía daño a una persona, pero no pudo evitarlo. De todas maneras, nadie lo notaría, no?

Se asomó por la puerta discretamente y lo que vio le removió el estomago.

-Todo es una mierda -sollozó.

-Yo creo que al final te querrá -consoló su amigo (el único verdadero).

-No lo creo.

-¿Como lo sabes?

-No soy su tipo. Además, por la forma en la que contestó no creo que pase nada. Ni una simple amistad.

-Yo te digo que no te rindas.

-Gracias -sonrió débilmente. Pensó en unos segundos sin saber si comentar lo que le estaba rondando por la cabeza -Incluso aunque pudiera, no sabría que hacer. No sé besar.

-Besas cada día a chicas -saltó en carcajadas.

-Es diferente. Ellas son salvajes, estan hambrientas de sexo. Y no quiero parecer un desesperado.

-Te puedo enseñar.

Temeroso, levantó la vista con esperanzas. Se inclinó un poco para que sus bocas se quedaran a centímetros y le pidió permiso silenciosamente, a lo que solo pudo asentir. Sus labios chocaron. Fue lento. 

-Gracias -susurró más tranquilo cuando se separaron.

-Ahora podrás besar a Harry Styles seguro de ti mismo -rió.

Pero claro que aquello último no lo escuchó, porque en cuanto vio aquel beso (repugnante, si se le preguntaba) se fue corriendo, preguntándose porque siempre era lo mismo, preguntándose porque Louis le quiso besar pero lo estaba haciendo con Zayn.

Y Louis solo pudo maldecir cuando vio una cabellera rizada peligrosamente cerca corriendo. Lo había visto todo.

Ahora sí que ya no lo tenia oportunidad alguna.

¿Y qué si no me arrepiento? L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora