IX

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Cuando ya se había sacado ese horrendo uniforme que les obligaban a llevar en ese colegio de pijos, cogió lo primero que pilló y se lo puso, sin importar si combinaba. Probablemente sí, ya que todos sus pantalones eran unos simples jeans negros (la mayoría con un agujero en la rodilla) y todo combina con negro. Se pusó sus botas marrones y su chaqueta de cuero y salió, no sin antes avisar a su madre.

De camino se preguntaba qué iban a hacer y por qué. Aún no se podía creer que él estuviera yendo con el chico más popular por su propia elección. Había salido con algún compañero, pero no más lejos de la biblioteca y no por otra razón que no fuera hacer un trabajo. Pensando y sin querer, se chocó con un hombre. 

-Perdone, perdone -se apresuró a disculparse.

-No pasa nada hijo -rió- pero ten cuidado que te podrías dar un golpe.

Llegó con prisa al instituto (cosa que no iba a admitir jamás) y vio allí a Louis. Se acercó con tranquilidad y le saludó con la cabeza. El otro sonrió de lado y sacó un paquete de cigarrillos y le ofreció uno.

-No fumo -negó sorprendido.

-Yo tampoco.

-¿Entonces porque llevas encima? 

-Todo el mundo fuma -comentó encogiéndose de hombros.

-Bueno, yo no soy 'todo el mundo' -contestó con sarcasmo.

-Ya lo he visto.

-¿Por eso estas aquí?

-En parte -en ningún momento alejó la vista del frente, pero de la nada le miró a los ojos y sonrió sinceramente- ¿damos una vuelta?

Le devolvió la sonrisa y se pusó en camino con Louis a su lado. No dijeron nada en un rato, pero eso estaba bien para ellos: era de los silencios más cómodos que ninguno tuvo jamás.

¿Y qué si no me arrepiento? L.SWhere stories live. Discover now